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después se pudieron reanudar. También se
arrastraban hacía ya tiempo gestiones con Milán
para atender y administrar un colegio abierto por
don Juan Usuelli, párroco de la Virgen Coronada, y
dirigido por él mismo. Ahora bien, como ya no se
sentía con fuerzas para seguir ocupándose de él
personalmente, pedía auxilio a don Bosco, el cual
contestó a sus prisas para que finalmente se
decidiera:
Muy amado en N. S. J.C.:
Hace unas cuantas semanas tengo ante mis ojos
su carta, a la que respondo con retraso. Lo hago
al presente con esta mi humilde respuesta.
Acepto a V. S. entre mis amigos, hijos,
hermanos salesianos, y acepto su ofrecimiento del
local para colegio, que siempre llevará el honroso
título de Instituto o Colegio Usuelli. Esta es la
aceptación en principio; ahora, yendo a lo
concreto, me parece bien tratar la cuestión con la
sencillez de la paloma y la prudencia de la
serpiente.
1.° Creo oportuno que V. S. se presente al
Arzobispo y le diga ((**It13.455**)) que ha
escrito a don Bosco para que, por medio de sus
sacerdotes, vaya a encargarse de la dirección y
enseñanza de su Colegio, y con este medio tener
también algún eclesiástico para la ayuda religiosa
de su creciente población. Que don Bosco respondió
afirmativamente y añadió que presentara el ideado
proyecto a V. E. y le rogara que dijese, si
permite que se empiece formalmente la gestión;
notando que, cualquiera que sea la conclusión a
tomar, siempre será sometida a su beneplácito y a
cualquier observación suya.
2.° Por ahora parece que no conviene hablar de
la parroquia. Terminada esta primera gestión del
colegio, se pasará a la de la iglesia parroquial.
3.° Si V. S. tuviese motivos para no hacer esta
propuesta, no tengo ninguna dificultad en hacerla
yo mismo.
4.° Por lo que se refiere a nosotros, podríamos
comenzar en la próxima primavera. Enviaría a dos
sacerdotes con dos maestros, los cuales, a la par
que ayudarían a V. S. en la parroquia, iniciarían
o seguirían teniendo abierto el colegio, que se
anunciaría al público en agosto de 1878.
5.° Así expuestas las cosas en general, habrá
otras más concretas en las que entendernos, pero
en esto nos pondremos ciertamente de acuerdo, con
alguna conversación que procuraría tener.
6.° El Dios bienaventurado, que inspiró a V. S.
la feliz idea de dirigirse a la humilde
Congregación Salesiana, nos ayude a salvar
cualquier dificultad que pudiera presentarse y así
nosotros, viribus unitis, poder trabajar a mayor
gloria de Dios y salvación de las almas.
7.° La gracia de N. S. J. C. esté siempre con
nosotros y con nuestras cosas, ruegue por todos
los salesianos de Europa y América y nosotros
también rogaremos por V. S., mientras tengo el
gran gusto de profesarme,
De V. S.
Turín, 26 de noviembre de 1887.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
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