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((**Es13.388**) Albano los miraban con buenos ojos, unos por motivos sectarios y otros por razones, digámoslo así, políticas 1. Entonces, parecía además que se trataba de prevenir a don Bosco abriendo allí un colegio de otro tipo. Sobre este punto especialmente llamó don Bosco la atención del Vicario General. Rvmo. señor Vicario General: Al comenzar este curso encomendé a la bondad de V. S. Rvma. a mis maestros, que iban a tomar la dirección de las escuelas de Ariccia y Albano. Ahora le ruego, con todo respeto, se digne decirme si han correspondido a la común esperanza y si hay algo que añadir o quitar para mejor promover la gloria de Dios. Y para que las cosas puedan continuar y consolidarse, sería indispensable un local más próximo a las escuelas, donde sacerdotes ((**It13.450**)) y seglares puedan vivir más independientemente, sobre todo en el ejercicio de sus prácticas de piedad. V. S. tuvo la bondad de hacerme esperar esto para el próximo año y estoy seguro de que, si dice una palabra al Alcalde sobre el particular, tendrá buen resultado. Creo sepa ya que algunos tratan de abrir un Colegio en Albano. Si no es este año, será probablemente el otro. Pienso que V. S. haría ciertamente un gran en a la Diócesis de Albano si previniera el golpe, y se pusiera de acuerdo con el Alcalde sobre cómo unir un colegio al actual Seminario menor, pero teniendo siempre a la cabeza al Ordinario Diocesano. En cuanto se diga que ya existe un colegio-internado, no es probable que nadie quiera ir a establecer otro. Piénselo; no he dicho nada de esto al Alcalde. Pero le he escrito recomendándole encarecidamente que arregle lo del sueldo de los maestros y proporcione de alguna manera una vivienda más conveniente, cómoda e higiénica para nuestros maestros. Le agradezco la benevolencia que conmigo tuvo y con mis maestros, y encomendándome a la caridad de sus santas oraciones, me cabe el honor de poderme profesar De V. S. Rvma. 12 de agosto de 1877. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Don Bosco expuso al Alcalde, con claridad y sencillez, sus honestas exigencias, expresándose con un tono tan decidido, que deja suponer injustificadas resistencias: Ilustrísimo señor Alcalde: El año pasado, como ya estaba bastante avanzada la estación, nos arreglamos como se pudo, persuadidos de que durante el curso habría tiempo para ordenar la vivienda de los maestros, su número y su sueldo. Deseo que todo esto se arregle de 1 Véase, XII volumen, pág. 467. (**Es13.388**))
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