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señora y se lo encontraron; don Bosco aceptó, pero
reservándose fijar él la fecha. Más tarde tuvo que
escribirle el abogado para recomendarle un
muchacho, un tal Clary, que llegó después a
sacerdote y le preguntó si podía decirle cuándo
tendría la suerte de recibirlo en su casa. El
Beato le contestó:
Queridísimo abogado:
Quod differtur, non aufertur. No puedo decir
cuándo, pero iré, y te lo comunicaré el día
anterior, para que el cocinero tenga comodidad de
preparar algún plato exquisito >>no es verdad?
Don José Bologna arreglará lo de Chiari.
Bendiga Dios tu familia y créeme en Jesucristo,
Casa, 22-5-77.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
La presencia de don Bosco en las casas adonde
iba, siempre producía buenos resultados de caridad
y ejemplaridad. Un día fue a comer a casa de la
marquesa Durando. Estaban invitadas muchas
señoras, que se presentaron de gran gala, ansiosas
de entretenerse con don Bosco, pero iban vestidas
algo libremente y tenían los brazos casi desnudos.
El Siervo de Dios, nada más entrar, miró alrededor
y dijo:
-Yo creía que un sacerdote podía venir a esta
casa con toda libertad. Pero las compadezco, se
emplea tanta tela para faldas, que no queda para
cubrir los brazos.
Y así diciendo, se encaminaba hacia la puerta
de salida. Las señoras se ruborizaron, suplicaron
a don Bosco que se quedara y con chales y
pañoletas se cubrieron como él quería. El Beato se
quedó y les sacó de apuros con uno de aquellos sus
donaires que tan familiares le eran.
((**It13.443**)) Los
Directores de los colegios vecinos hacían lo
posible por tenerle con ellos, con ocasión de
fiestas; los invitados, a su vez, sabiendo que
asistiría don Bosco, se consideraban felices por
poder gozar de su amable conversación.
Celebróse en Valsálice en 1878 una fiesta en la
que se vio rodeado durante la comida de ilustres y
doctos personajes. La conversación versó sobre
matemáticas, se discutía un nuevo método de
numeración, propuesto entonces por un excelente
profesor. Don Bosco no hablaba. Al fin, casi en
broma, los contendientes se volvieron a él. El
Beato demostró que había seguido la discusión,
porque, en un dos por tres, les hizo ver lo
absurdo de la teoría discutida y expresó su
parecer, en forma tan clara y persuasiva, que
todos le aclamaron y alguno le
(**Es13.381**))
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