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Procuremos ponernos en gracia de Dios, si por
desgracia la hubiésemos perdido; así estaremos
siempre seguros de nuestra suerte. íCuántos se
levantaron por la mañana sanos y alegres y a la
noche se fueron a cenar con <>,
director del Cementerio! 1. Estemos ((**It13.440**))
preparados, de modo que, aun cuando nos sucediese
a nosotros algo semejante, no tengamos nada que
temer.
Nos viene al pelo la oportunidad de la fiesta
de Todos los Santos para hacer una revisión de la
propia conciencia, y para que os podáis preparar
bien, se ha pensado hacer un triduo con una
platiquita por la tarde. Procurad cumplir lo que
en ellas se os diga. Lo que yo os sugiero en estos
días, dedicados por la Iglesia a las almas de los
difuntos, es que procuréis sufragarlas de todas
las maneras. Los que puedan comulgar, que lo
hagan. Y rezad todos, rezad mucho y aplicad a las
almas del purgatorio especialmente las
indulgencias que ganáis, que es la mejor manera de
sufragarlas. Tened con ellas esta caridad,
particularmente con las de vuestros parientes
difuntos, que todos tenéis más o menos próximos.
Estas oraciones, este bien que haréis a las almas
de los difuntos, en realidad, es un bien que os
hacéis a vosotros mismos, pues resulta como el
alimento que se mete en la boca, la cual lo
paladea y lo gusta, pero en realidad sirve para
alimentar a la misma mano que lo presenta, a la
misma persona que lo toma.
Os recomiendo, pues, que paséis bien estos
días, dando un repaso a vuestra conciencia y
ofreciendo todo el bien que hagáis en favor de las
almas del purgatorio. Así, cuando nos presentemos
en la eternidad, nos encontraremos preparadas
muchas obras buenas nuestras, que nos preservarán
de las llamas del purgatorio y nos abrirán las
puertas del paraíso. Buenas noches.
Los muchachos pusieron en orden su conciencia
durante el triduo, y reanudaron serenamente sus
estudios. La casa estaba abarrotada de alumnos. El
número de los matriculados superaba con mucho la
medida. Como ya no se sabía dónde colocar a los
que continuamente llegaban, se enviaron a Lanzo
los misioneros, para que dejasen espacio libre.
Además de los muchachos, habían ingresado como
aspirantes muchos adultos seglares y
eclesiásticos, <> dice la crónica,
los cuales aumentaban la incomodidad y ellos
mismos estaban a disgusto. Pero éstos, hombres de
toda clase, abogados, profesores, maestros
elementales, oficiales del ejército y de la
marina, ferroviarios, simples sacerdotes,
párrocos, canónigos, cuando vieron de cerca los
sacrificios que les aguardaban en la vida con que
habían soñado, casi todos se retiraron.
Se procedió a la división del trabajo. La
llegada de don Juan Bonetti al Oratorio y la
presencia de don Juan Cagliero habían dado
esperanzas a los demás superiores de algún alivio
en sus ((**It13.441**))
tareas; pero, con el crecimiento de la
Congregación, aumentaban los quehaceres de día en
día, y la sobrecarga no disminuyó.
1 Debía llamarse <> el capellán
verdadero del cementerio, o ser un nombre
imaginario con el que se señalaba al capellán
director del camposanto. (N. del T.)
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