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palabras se dirigían también a los clérigos, los
cuales se unían de ordinario a los muchachos para
oír a don Bosco.
Os saludo a todos con mucho gusto porque es la
primera vez que os veo después de las vacaciones.
Es verdad que aún no han llegado todos, pero
observo que ya hay un buen número y, si hubiera
aquí preparada una buena mesa, nos sentiríamos
capaces, nosotros solos, de hacerla honores.
La mayoría de vosotros se encuentra aquí
preparándose para ingreso en el bachillerato. para
pasar a un curso superior, o para curar alguna
herida recibida en los exámenes, y, por eso, les
toca a todos ellos estudiar. Pero hay otros que,
al comenzar el curso, deben repetir el examen de
lo que estudiaron durante el curso pasado y
someterse también al examen de las materias que
todavía no hicieron, y a éstos también les toca
estudiar. En este número están comprendidos
indistintamente todos los clérigos.
>>Y los demás, que no tienen ocupación fija,
tendrán que seguir de vacaciones? Si ya no les
quedan libros por leer, ni en la librería, ni en
la biblioteca, porque ya los han leído todos, les
diría:
-íDescansad en hora buena! Pero mientras haya
libros que leer, os diré: í Leed!
Entre éstos están los que vinieron para entrar
en el curso de filosofía; y yo les aconsejaría que
leyeran el texto que van a estudiar ((**It13.438**)) este
año; podrían también leer o estudiar de memoria un
libro de Virgilio, de Horacio, de Ovidio, o un
canto del Dante, o repasar y volver a leer los
autores que han estudiado en los cursos de latín.
Un libro que aconsejaría leer a todos es la
historia de Italia y al que ya la hubiese leído
cinco veces, también le diría: íléela!
Y he aquí el porqué. En estos tiempos todas las
historias están falsificadas: los enemigos de la
Iglesia aprovechan la historia para poderla
infamar y desacreditar, exagerando unos hechos o
inventando completamente otros. Por el contrario,
en este libro se exponen los hechos en su
integridad histórica; brevemente, es cierto, pero
en ella se da a los jóvenes la clave para poder
estudiar la historia de Italia más detalladamente
y la historia eclesiástica que está unida a ella
por afinidad. No quiero alabarme pregonando los
méritos de mi historia, digo solamente esto porque
veo su gran utilidad.
Recibo ahora la noticia de que ha muerto el
padre de don Francisco Cerruti. Mañana rezaremos
por su alma. Y no es ésta la única noticia de
fallecimientos que me ha llegado en estos días. No
hace mucho supe también que murió de repente en el
escenario un célebre actor, y que otro que actuaba
con él, al verle caer, dominado por el terror,
murió también instantáneamente. Los espectadores,
que asistían a la representación, salieron
impresionados por tan atroz tragedia. Y no es el
único caso de este género que podría contaros,
tendría bastantes más. Estemos siempre preparados,
de suerte que cuando se presente la muerte,
podamos responder como Abrahán cuando el Señor lo
llamó: íAbraham, Abraham! -íEcce, Domine! íAdsum!
(íAquí estoy Señor! íHeme aquí!)
Y mientras tanto, buenas noches.
El 16 de octubre volvió a pasar por el Oratorio
monseñor Lacerda, con los dos sacerdotes que le
acompañaban. Se marcharon el 19 camino de Francia,
hacia Lisboa, donde ya lo hemos encontrado.
Ignoramos los detalles de esta segunda visita.
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