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Los exámenes se acercan y esto me gusta, porque
después vienen las vacaciones y sin exámenes no se
puede ir adelante. Sin embargo, quiero tanto a mis
hijos que me pesaría las pasasen lejos de mí. Os
quiero mucho y aquí hay bastante quehacer para
todos. No quiero decir con esto que no se pueda ir
a la propia casa. Sí, se puede ir, cuando haya una
razón suficiente, un grave motivo de familia, que
exija la propia presencia. Cuando ((**It13.430**)) este
motivo existe, se da con satisfacción el permiso.
Pero, cuando se va por el simple gusto de ir,
quédense éstos aquí conmigo. Me gusta mucho
teneros en el Oratorio. Estad tranquilos y
seguros, pasaremos las vacaciones todos juntos en
un sitio o en otro, y las pasaremos muy bien.
Decía esto por algunos que ya han terminado los
exámenes, y están dudando, y querrían ir a casa;
que se queden tranquilos aquí, lo mismo los
clérigos que los seglares. Esto no es para los que
no han llegado al cuarto curso del bachillerato,
que aún no se han examinado, y tienen que partir
el día 3. Vayan en hora buena a pasar las
vacaciones en sus casas, pero no pierdan el
tiempo, y hagan lo mismo los que han terminado su
curso y se hayan examinado.
Desearía daros un consejo para pasar bien estas
vacaciones. Todos tienen re alguna asignatura que
no han podido estudiar lo suficiente durante el
ano: traten de repasarla con más atención en este
tiempo. Hay ciertas lecciones que no se
aprendieron muy fielmente de memoria; otras que no
se entendieron en cada una de sus partes; muchos
tratados en los que sólo se obtuvieron resultados
regulares y, que si no se vuelven a mirar,
acabarán en cero. Todo esto puede arreglarse muy
bien durante el tiempo de vacaciones. Hay que
repasar un poco ese latín o ese italiano,
repásense los autores latinos para hallarse en
disposición de entenderlos. Notad también que para
aprender es necesario leer, leer libros útiles, y
muchas veces esto resulta imposible a lo largo del
ano. Hacedlo ahora que tenéis tiempo; leed para
aprender, y no sólo por curiosidad, ahora que no
estáis apremiados por aquella lección, por
aquellos deberes que tanto os daban que hacer. Así
no perderéis el tiempo. No olvidéis el aviso del
Espíritu Santo, de no perder ni un minuto de
tiempo.
No quiero decir con esto que se deba estar
siempre estudiando, sin hacer recreo. Sí,
divertíos también, pero que vuestras diversiones
sean honestas, que sirvan para reparar las fuerzas
del cuerpo y rejuvenecer el espíritu: mirad que el
asunto que os toméis no sea ociosidad y tiempo
inútilmente perdido. Os digo esto, os lo repito y,
por cuanto puedo, os obligo a ello. Estudiad algo
que os sea útil para el porvenir. íSi vo fuese
joven como vosotros, cómo querría emplear mejor mi
tiempo! Si yo pudiese tener todavía aquellos
momentitos de tiempo que dediqué, no digo a cosas
inútiles, pero que hubiera podido dedicar a algo
mejor, cuántos libros útiles querría leer todavía,
cuántas obras nuevas comenzar! íEntonces tenía
tiempo, ahora no lo tengo, ni puedo tenerlo, y no
me queda más remedio que deciros: ocupad bien el
tiempo ahora que lo tenéis!
>>Pero habrá todavía en casa alguno que no
tenga nada que hacer? Que venga a mí y yo le
proporcionaré trabajo. Que vaya a don Miguel Rúa,
a don Pedro Guidazio, a don José Lazzero, a
monseñor Ceccarelli, que todos se lo darán en
abundancia.
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Mientras tanto, no olvidéis para los exámenes que
María es Sedes Sapientiae y, por la mañana y a lo
largo del día, encomendaos a Ella con la
jaculatoria: María sedes sapientiae, ora pro
nobis. Termino deseándoos felices exámenes y
buenas noches.
31 de agosto. Etimología de la palabra
vacación. Ayudar a la familia en las labores de
casa; templanza; no ir a la cama después de la
comida. Tengo una hermosa noticia
(**Es13.371**))
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