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Así se agarran a sus cosas y ya no piensan en
él lo más mínimo. Más todavía, antes de que muera,
temen que se cure; se alegran de que vaya al
Paraíso, sólo desean que deje pronto esta tierra
para adueñarse de sus haberes.
Nosotros somos pobres, pero mientras vivimos no
tenemos que sufrir tanto por la pobreza. Hemos
dejado una casa y hemos encontrado muchas más.
Tenemos en Turín casa propia, venimos a Lanzo y
estamos en nuestra casa, vamos a Borgo San Martino
y el colegio nos pertenece, en Varazze no tenemos
que pedir hospitalidad a nadie, porque aquel
colegio es nuestro; en Alassio, en Niza tenemos
casas nuestras y hasta en la lejana América nos
aguardan techos hospitalarios, y nosotros nos
hospedamos allí porque somos los dueños. Ni un
rico señor, ni siquiera un príncipe tiene tantas
casas. Pero, si también tenemos que soportar una
incomodidad, tenemos que saberla aguantar con
paciencia y no imitar a los qui pauperes esse
volunt et socios paupertatis nolunt; y como muchos
otros que querrían ser llamados pobres, pero a
condición de que nunca les falte nada, y tengan
todo lo que quieren. Hasta ahora, gracias a Dios,
nunca nos ha faltado todavía nada de lo necesario;
sin embargo, llegado el caso, debemos estar
dispuestos a padecer también las incomodidades de
la pobreza.
Y ahora os diré: >>os ha faltado algo en la
Congregación? Por desgracia, al contrario, el
Señor nos da a veces aun lo superfluo, y es
preciso no apegar el corazón a estos medios
materiales. Pero me contestaréis:
-íYa hemos abandonado el mundo y no queremos
saber nada de las cosas terrenas!
Muy bien, tampoco yo quiero que apeguéis el
corazón a esto; pero yo os lo decía solamente para
haceros ver que el Señor, aun en este mundo, trata
bien a los que le sirven. En cuanto a las ventajas
espirituales que se disfrutan en la Congregación,
>>quién podría enumerarlas? En parte os las
mencionaron en estos ejercicios y, si yo quisiese
entrar ahora en este tema, no acabaría nunca.
Basta una sola. A los del mundo se les dice: Vae
soli, quia cum ceciderit non habet sublevantem se
(Ay del solo, pues, cuando cayere, no tiene quien
le levante). De nosotros, en cambio hay que
repetir: O quam bonum et iucundum habitare fratres
in unum! (íQué bueno, qué dichoso vivir los
hermanos en unión!). En religión nunca está uno
solo.
((**It13.427**)) Y
ahora queréis un consejo. Tendría muchos para
daros, pero me contento dándoos el de siempre:
Fuga del ocio, templanza, observancia de las
reglas. Cuando veais a uno que no está contento en
la Congregación, ya podéis decir que la causa de
ello es la poca observancia de las reglas.
Las vacaciones y después de las
vacaciones
La tempestuosa situación exterior que hemos
narrado en el capítulo anterior, obligaba a don
Bosco al ingrato trabajo de prepararse una defensa
en Roma, y le tenía amarrado a múltiple
correspondencia y a la exposición razonada y
documentada de los hechos; pero este trabajo no le
impedía guiar tranquilamente a sus muchachos por
el camino del bien. Se acercaban las vacaciones.
El 21 de agosto por la noche subió a la pequeña
tribuna y, después de esperar un poco para que los
aprendices se colocaran junto a los estudiantes,
tras un exordio apto para conciliar el silencio y
la atención, desarrolló admirablemente
(**Es13.368**))
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