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y, después de una santa muerte, encontrarnos un
día todos juntos reunidos para alabarlo en el
Paraíso. íBuenas noches!
Los aprendices tuvieron sus ejercicios, que
empezaron el 27 de mayo, pero las memorias del
tiempo no nos han transmitido nada que concierna a
don Bosco. En cambio, podemos recoger algo
((**It13.424**)) acerca
de la segunda tanda de ejercicios que hicieron en
Lanzo los aspirantes, novicios y profesos, y son
algunos pensamientos del Beato en dos <> y una plática.
22 de septiembre. Quien quiere entrar en la
Congregación, es preciso que ame el trabajo. El
tiempo pasa como una sombra: aún no hemos empezado
los ejercicios y ya nos encontramos en la mitad.
Mañana estaremos en la mitad. Y cada día tenemos
materia nueva. Esta mañana han comenzado las
confesiones; no se pudo satisfacer a todos, pero
todavía habrá tiempo para los demás en los días
que quedan. Mañana podrán presentar la petición
los que quieren ingresar en nuestra congregación y
los novicios que desean hacer los votos. Pero
mañana tendremos tiempo para hablar de esto. Los
que quieren ser novicios, vayan a don Julio
Barberis, él es el encargado de este asunto y
sabrá zarandar la criba, y una criba muy fina para
algunos. Mientras tanto quiero que os convenzáis
de una cosa: no se permite que le falte nada de lo
necesario al que entra en la Congregación, pero es
preciso trabajar. A veces un Superior quiere dar
una asistencia a alguno y éste responde:
-íPero es que tengo ya que dar tal clase!
Quiere darle otra ocupación, y huye de la
obediencia con otra disculpa, hasta que el
Superior, desalentado, lo deja en un rincón,
abandonado a sí mismo y sin dar golpe. Este no es
el espíritu de la Congregación, nadie entre en
ella con la esperanza de estarse mano sobre
mano...
23 de septiembre. Quien quiere hacer los votos,
no tenga segundas intenciones. Estamos realmente
en la mitad de nuestros ejercicios; hasta ahora se
ha sembrado, ahora hay que recoger. Muchos ya se
inscribieron hoy y, si alguno tuviese todavía este
deseo, podrá hacerlo mañana. Ahora es tiempo de
descargar un martillazo en los cuernos del
demonio, y acabar con él, con el mundo y con la
carne, emitiendo, los que han cumplido ya su
tiempo de noviciado, los votos trienales o
perpetuos. Yo no hago gran diferencia entre estos
dos votos, en razón de que miro la intención que
uno tiene de permanecer en la Congregación. Pues
si uno, porque ve que no puede arreglárselas a su
gusto en otra parte, intentara engañar a don
Bosco, haría ciertamente una cosa digna de
reproche. Puede haber quien diga:
-íMe quedo un año con don Bosco y, mientras
tanto, como un año el pan a su costa y estudio a
expensas ajenas!
Otro dirá:
-Yo me quedo tres años en el Oratorio, sin
preocuparme de la comida y el vestido, después
buscaré lo que me guste.
Estos harían mejor siendo leales y yendo al
Superior a decirle claramente:
-Yo no quiero quedarme en la Congregación, pero
quisiera hacer mis estudios y no tengo medios.
Haga usted el favor de proporcionármelos. Entonces
el Superior verá si puede encontrar algún medio
para facilitarle la manera de estudiar; ((**It13.425**)) por lo
demás, vaya a otra parte, si puede, a hacer
fortuna, pero no emita los votos. Sin
(**Es13.366**))
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