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((**Es13.364**) que dar cuenta a Dios, si dejaron de asistir a sus alumnos y si éstos, por su negligencia, hubiesen cometido alguna culpa. Valga esto para quien lo necesita. Y hay otros que, durante estos ejercicios, deben pensar en su vocación, especialmente los de quinto y cuarto curso del bachillerato y los de la escuela especial 1; deben pensar si han de abrazar el estado secular o el eclesiástico. Aconséjense éstos con el confesor; precisamente es éste el tiempo oportuno. No os digo más sobre este tema, pues creo que se os hablará de él expresamente durante los ejercicios. Yo procuraré hablar con quien lo necesite. Por tanto, los primeros, es decir, los buenos, háganlos bien; los que tienen algún desorden en las cosas del alma, procuren hacerlos mejor, los otros sigan su ejemplo. Pidamos al Señor que nos preste su ayuda, y así todos sacaremos de ellos gran provecho, daremos principio a una vida santa, y, al fin, cantaremos todos juntos en el paraíso un solemne Te Deum. Buenas noches. La crónica de don Julio Barberis nos proporciona estas noticias: <>. Don Bosco, unos días después, habló a todos los jóvenes de la casa, y volvió a tocar de nuevo ((**It13.422**)) el tema de la vocación, para remachar ciertos puntos que él solía presentar como de capital importancia. Hemos llevado a cabo una gran cosa, estamos en buenas condiciones; hemos hecho los ejercicios espirituales. No todos, es verdad, porque hasta ahora sólo los han hecho los estudiantes, pero, dentro de poco, los harán también los aprendices. íVosotros me hacéis estar siempre de fiesta! Sí, es una verdadera fiesta para don Bosco poderse cuidar de las almas de sus muchachos. Este es el fin por el que se trabaja, y éste es el fin de esta casa: que los muchachos procuren el bien de su alma. Los estudiantes han hecho los ejercicios espirituales y yo estoy satisfecho. Quedan, sin embargo, algunos que no pudieron cumplir su deseo. Hubo quien no pudo hacer la confesión general, o repasar las cosas de toda su vida para arreglarlas conforme era su voluntad, y tampoco tuvieron comodidad para hablar de vocación los de los cursos superiores. Para esto y para lo que respecta a la confesión hay tiempo mañana, pasado mañana, y también los demás días, en los que hay comodidad para hacer las cosas bien, y yo procuraré estar aquí. Pero, el que quisiese hablarme con mayor libertad sobre su vocación, puede subir a mi habitación todos los días festivos, después de la bendición de la tarde. Este es el tiempo destinado para eso, y yo estaré libre para dedicarme únicamente a ellos. Alguien me pedía una regla general para conocer la propia vocación. La primera regla que yo doy es la que todos saben: si uno no se siente inclinado al estado eclesiástico, no se haga sacerdote; si no se inclina al estado seglar, no se haga seglar, y si, no obstante la inclinación, uno viese que aquel estado es peligroso para su alma, 1 Los Hijos de María. (**Es13.364**))
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