((**Es13.36**)
aclaración, puesto que habrá de hablarse de él
bastante en ((**It13.32**))
adelante. Los primeros que pensaron en don Bosco
para la institución de un oratorio festivo en
aquella ciudad fueron los Hermanos Apostólicos,
asociación de sacerdotes seculares y regulares,
que aunaban sus trabajos en favor de las almas.
En una sesión del 18 de agosto de 1875, según
las actas, hay, entre otras deliberaciones, la
siguiente: <>.
A la espera de que don Bosco pudiese enviar a
los salesianos, el reverendo Sona, ayudado por el
padre jesuita Luis Testa, abrió el 1876 una
especie de oratorio en San Bernardino y el 1877 en
San Miguel.
Mientras tanto se preparaba el terreno para
apresurar la llegada de los hijos de don Bosco.
Para este fin necesariamente hubo que entablar
negociaciones con la Curia de Turín; y de ahí la
mencionada ocasión de la <>, a la
que se refiere don Bosco.
También pide algún comentario la bendición
especial para don José Vespignani, enfermo. Era un
novel sacerdote cuando entró en el Oratorio el 6
de noviembre de 1876, y en la Navidad siguiente
don Bosco lo admitió a la profesión perpetua.
Estando con su familia, del 10 de agosto hasta
septiembre, había expectorado sangre; en el
Oratorio, después de la Epifanía del 1877, le
volvió la tos con pérdida de fuerzas y dolores al
pecho y a la espalda. Le enviaron a la casa de
Alassio para recuperarse con su clima más suave,
pero empeoró, se renovaron las hemoptisis y le
obligaron a guardar cama. Como el aire de mar,
según el parecer del médico, le perjudicaba,
volvió a Turín. Al llegar a Bra, le acometieron
unos violentos vómitos de sangre que le dejaron
maltrecho. Los ataques se repitieron a intervalos
hasta después de la Purificación, cuando el Siervo
de Dios, que ya había regresado de Roma, fue a
verle.
->>Cómo estamos? le preguntó. >>Se encuentra
mejor?
-íEh! contestó. Había pedido ir a América; pero
((**It13.33**)) ya he
ido y vuelto. Y ahora me preparo para el viaje a
la eternidad.
-íNo, de ningún modo! Usted irá.
Dicho esto, le bendijo. A partir de aquel día
don José Vespignani comenzó a mejorar. Curóse, y
aquel mismo año fue a América, donde trabajó
incansablemente hasta 1922. Mientras escribimos,
está en Turín donde ejerce el cargo de Consejero
profesional del Capítulo Superior.(**Es13.36**))
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