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donde estaba todavía confesando a las diez. Le
pedí la bendición para mis seminaristas y, con
aire de santo, respondió:
>>-Sí, roguemos para que todos se hagan santos
y alguno se haga salesiano, si es voluntad de
Dios>>.
En la libretita de sus confidencias escribió
también don Pablo Taroni estas palabras, que le
dijo el Siervo de Dios: <>. Un concepto
análogo a éste, que a primera vista parece
demasiado atrevido, fue expresado por el Papa Pío
XI el 24 de mayo de 1929 en un discurso a los
alumnos del colegio de Mondragone 1: <>. De vuelta a
Faenza, con el alma rebosando suaves emociones,
don Pablo Taroni desahogó en verso, pues tuvo
hasta el fin de sus días abundante vena poética,
sencilla y amable, el ardor de los afectos que
embargaban su corazón; después, poco a poco,
recogió las impresiones y recuerdos de su
peregrinación en un cuaderno, en cuya cabecera
escribió la sentencia de Edipo: <>.
A la fiesta de María Auxiliadora seguía la de
don Bosco, de la que ya hemos hablado; después la
de san Luis, que las más de las veces se
trasladaba al primer domingo de julio. Pontificó
en ella monseñor Formica, obispo de Cúneo. Por la
tarde se hizo, según costumbre, la solemne
repartición ((**It13.416**)) de
premios a los aprendices. Don Bosco cerró el acto
diciendo:
-Monseñor Formica, obispo de Cúneo, está muy
satisfecho de la hermosa manifestación que le
habéis dado y me encarga os dé las gracias a todos
vosotros. Y ahora, hablando de nuestra fiesta, me
parece que también don Bosco tendría derecho a un
premio. Lo tuvieron el señor Prioste 2, y otros
señores, y yo también hubiera podido tener uno.
Alguien dirá: -íUsted ya tiene su premio con las
demostraciones de gratitud de sus muchachos!
-Sí, esto es ciertamente bonito; pero querría,
además, otro premio y sería el de la buena
conducta... Pero este premio no se puede esperar
de las manos de los hombres, y éstos no juzgan
rectamente, porque sólo miran las apariencias.
íQué satisfacción más grande se experimenta
1 La Civilt… Cattolica, 1 de junio de 1929,
págs. 466-7.
2 Fue prioste de la fiesta el caballero
topógrafo José Casalegno (Véase: LEMOYNE, Mem.
Biogr., VII, pág. 198).
El profesor Lanfranchi pronunció el discurso de
introducción.
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