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para los muchachos, desarrollando los temas de los
novísimos: el pecado, la muerte, el juicio, el
infierno. Luego les llamaban sus jefes, y también
el alcalde, y les preguntaban si don Bosco había
predicado sobre la revolución:
-<((**It13.403**))
Además, habló del infierno como yo nunca había
oído hablar. Y, sin embargo, don Bosco dijo a lo
último que lo que había descrito no era nada,
ícasi una sombra frente a la realidad!>>.
>>Pues y las escenas entre don Bosco y el
marqués de Cavour, apodado <>, padre
de Gustavo y de Camilo?... >>Y el Consejo de
Estado reunido con el Arzobispo, para decidir si
se podrían permitir los Oratorios?...
Hablando de esta manera revivía él y casi hacía
vivir a los suyos las escenas más características
de aquellos tiempos heroicos. Si entonces no se
pintó el cuadro, siguen estando, sin embargo,
siempre presentes en sus palabras los elementos
para pintarlo, cuando surja el artista.
Con fecha del primero de mayo, recoge don Julio
Barberis algunas de las preciosas confidencias que
el Beato le hizo paseando en la biblioteca, que
comunicaba con su habitación, donde entraba cuando
necesitaba descansar la cabeza o estirar las
piernas. íCuántas cosas pueden leerse entre
líneas!
-Veo realmente, le decía, que es imposible que
yo atienda a todo. Es necesario que el Capítulo
Superior esté completamente libre de las cosas de
la casa, y, más todavía, que cada miembro de éste
tenga algún secretario. Si yo tuviese cinco o seis
sacerdotes, sin más ocupación que ejecutar los
pequeños trabajos que continuamente les daría,
tendrían sobrada tarea. Hasta ahora he ido
adelante confesando cada día, pero veo que no es
posible seguir así. Ciertamente es cosa de la
mayor importancia. He estado hasta ahora y estoy
en mi puesto mientras he podido, pero ya no puedo
más. Tendré que celebrar la misa en mi habitación,
para tener algún tiempo libre y pensar en nuestras
cosas. Con atender confesiones y audiencias, no me
queda, en toda la mañana, ni un sólo minuto para
dedicarlo a otros asuntos. Hasta ahora daba
audiencia solamente por la mañana, pero ahora,
habiéndose sabido que a primeras horas de la tarde
se podía de algún modo hablar con don Bosco,
vienen también después de la comida, y tengo que
dejar de ocuparme de las cosas de la Congregación
o no salir en absoluto de casa: y así no resiste
la salud y falta el pan para los muchachos,
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