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circunstancia. Al correr del tiempo, ciertas
concesiones se convierten en un derecho, que puede
producir desagradables consecuencias.
En la conversación del día 3 de abril, cayó la
conversación sobre los murmuradores y dijo:
-Ahí tenéis otra peste; las murmuraciones. En
cuanto entran en las casas religiosas, todo va a
la ruina; ya casi no queda esperanza de salvación.
El único medio es cortar resuelta y bruscamente la
rama contaminada. Es preciso que también nosotros
nos pongamos poco a poco a imitar a las demás
órdenes religiosas; al que está scrüsi (viciado)
en algo, alejarlo sin esperar más tiempo a que se
corrija.
Se pasó después a hablar de los ejercicios
espirituales que predicaba aquellos días don Julio
Barberis a los internos de Valsálice, y el Beato
expresó en seguida una idea que le era muy
querida.
-En el tiempo de los ejercicios, dijo, hace
falta absolutamente tratar siempre de la vocación,
y tratar de ella, por ejemplo, así: <((**It13.400**)) que
dejan el mundo para ponerse más al seguro de los
peligros>>. Y siguió así hablando en el tono de
una sencillísima exhortación. Recomendar y mucho,
que no se vaya a ciegas, sino que se piense
bastante en ello, y se rece, y se rece, porque es
un punto de capital importancia en la vida del
hombre. Después añadir: ->>Hay alguno que sienta
especial inclinación a la vida sacerdotal o
religiosa?
Pues bien, éste tal debe someterse y aconsejarse
especialmente en estos santos ejercicios. >>Hay
alguno ya adelantado en edad, que no sintió nunca
la menor inclinación a estos dos estados? Pues
bien, éste no está llamado; siga el género de vida
en que se encuentra>>. De este modo creo que se
puede hablar a todos de vocación, en cualquier
colegio que se predique y cuyos alumnos
pertenezcan a cualquier clase social, ya sean
nobles, de la ciudad o del campo. En conclusión,
este punto no debe omitirse nunca en nuestros
ejercicios a los jóvenes.
Para el cultivo de las vocaciones eclesiásticas
y religiosas, estaban encaminadas, como es sabido,
las Compañías. En efecto, éstas, a la par que
tenían como fin inmediato la formación cristiana
de los socios y la acción del buen ejemplo,
alimentaban en los corazones las aspiraciones a la
vida perfecta, lejos de los desórdenes del mundo.
Durante
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