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CAPITULO XII
HECHOS Y DICHOS DE DON BOSCO DESDE
MARZO
HASTA NOVIEMBRE DE 1877
TODAVIA han quedado olvidadas en el rastrojo
muchas espigas, con las que podemos formar una
buena gavilla, si juntamos en un haz unas cuantas
manadas.
Conversaciones familiares
La conversación de don Bosco, al decir de
cuantos vivieron a su lado o a sus órdenes, no
tenía nunca el aire de un simple intercambio de
palabras; especialmente sus hijos encontraban
siempre en ella algo bueno que aprender o sacaban
algún estímulo para obrar bien: de ahí nace el
prolongado recuerdo de las palabras oídas y
también el cuidado de conservarlas escritas. El
más constante de todos en tomar nota de las
conversaciones privadas fue durante algún tiempo
don Julio Barberis, de cuyos cuadernos ya nos
hemos servido muchas veces y todavía nos
serviremos, aunque por poco tiempo; puesto que a
partir de 1876 sus apuntes son menos frecuentes, y
en los años 1878 y 1879 ofrecen lagunas de meses y
meses, hasta que cesan del todo.
El 2 de abril estaba hablando con algunos
hermanos veteranos sobre la vida de los colegios
en general y en particular, cuando profirió unas
sentencias que pueden iluminar a quien se
encuentre en la necesidad de poner remedio
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desórdenes.
-Cuando se ven desórdenes en las casas, dijo,
no se crea nunca desesperada la mejora, mientras
reinen la santidad y las ganas de trabajar entre
los superiores de la Congregación... Cuando parece
que ciertos clérigos merecen ser despedidos,
pueden ser invitados como por última prueba a
hacer tres días de ejercicios espirituales... Es
preferible reducir a la mitad el número de alumnos
de un colegio antes que permitir que vayan mal las
cosas. Sí, es preferible despachar a la mitad de
los alumnos, y lograr que nuestros colegios estén
a salvo... Cuando hay en un colegio algún mal
moral, no es preciso meter ruido. Si se
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