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((**Es13.343**) ((**It13.396**)) Pero había también otras dos cuestiones, de las que don Bosco no podía por cierto hablar. Dado que en Turín era bastante conocida la diferencia de caracteres entre don Bosco y monseñor Gastaldi, se murmuraba mucho, en alabanza del primero, pero con gran menoscabo de la autoridad eclesiástica. En Roma, además, la sucesión sin tregua de denuncias por cualquier cosa que Monseñor creía poco honrosas a cargo de don Bosco y de su Congregación, insinuaba el descrédito de ésta en cardenales, que no tenían pleno conocimiento de las cosas. Además, la continua presentación del Siervo de Dios como hombre testarudo y casi facineroso, influyó también en el ánimo de Pío IX, que se enfrió un poco con él; tanto más cuanto que algún prelado era del mismo parecer que Monseñor 1. Verdad es que cardenales, obispos y personajes muy distinguidos trataban de recobrar la confianza de Su Santidad; pero en la misma corte pontificia se incubaba alguna aversión, cuyas dolorosas consecuencias desgraciadamente narraremos pronto. Sin embargo, veremos también a don Bosco presentándose en todo como ministro de Dios, con mucha constancia en tribulaciones..., en pureza, ciencia, paciencia, bondad; en el Espíritu Santo, en caridad sincera, en la palabra de verdad, en el poder de Dios; mediante las armas de la justicia: las de la derecha y las de la izquierda 2. 1 El abogado Menghini escribió el día 6 de noviembre al Arzobispo: <>. El original de esta carta obra en poder del teólogo Franchetti de Turín. 2 SAN PABLO, Carta segunda a los Corintios, VI, 4-7. (**Es13.343**))
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