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conceder este permiso, si no hubiese habido una
prohibición? Lo confirma el hecho del cura párroco
de San Pedro y San Pablo. Pidió éste que un
sacerdote nuestro pudiese seguir celebrando en su
iglesia. El Vicario General contestó que él se
lavaba las manos, si el sacerdote era salesiano;
pero que si no pertenecía a la Congregación
Salesiana, podía celebrar con toda libertad.
Además, algunos de nuestros sacerdotes, que habían
ido a su pueblo natal, donde ellos y sus parientes
habían pedido permiso para celebrar, recibieron la
negativa de su respectivo párroco, aduciendo que
éstas eran las prescripciones superiores. El
domingo del Santo Rosario fue uno de nuestros
recién ordenados sacerdotes, el profesor Juan
Cinzano, a pasar un día con su familia; entró en
la iglesia para celebrar y contestó enseguida el
párroco (de Pecetto Torinese) que no podía
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permitírselo por orden del Arzobispo, recibida
personalmente quince días antes 1.
Volviendo al opúsculo anónimo, añadiremos que
tenemos un ejemplar apostillado acá y allá al
margen por persona autorizada de la Sagrada
Congregación de Obispos y Regulares 2. En el
margen superior de la primera página escribió a
lápiz: <>. Y al final, con tinta de color morado:
<>.
Quedan por aclarar las razones del largo
sílencio que se deplora en el opúsculo. Después de
la correspondencia entre don José Lazzero
1 Otras variantes de menor importancia son las
siguientes. Al fin del quinto párrafo, en vez de
<>, don Bosco rectificó y
completó: <>. En el apartado CONSECUENCIAS se
modificó el primer párrafo de esta manera:
<>. En el segundo párrafo ese <>
del segundo período cedió el puesto a <>.
El punto y aparte que viene después de la anterior
añadidura, que es el tercero de la primera
redacción, aparece transformado así: <>.
2 La escritura de las apostillas es idéntica a
la de una larga comunicación del 12 de marzo de
1878 sobre los privilegios, procedente de dicha
Congregación y firmada por el cardenal Ferrieri.
El estilo es rigurosamente curial. Además, nuestro
ejemplar presenta, a lo largo del impreso,
cuarenta y dos llamadas a pluma, que corresponden
a otras tantas observaciones hechas acerca de
ellas por don Bosco y enviadas a la sagrada
Congregación con esta premisa: <>.
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