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((**Es13.299**) Bosco está fuera de Turín con frecuencia y no todos sus subalternos están ojo alerta. Hace algunos meses, fue recibido allí un sacerdote de Bolonia. A petición de los sacerdotes de don Bosco le di facultad para confesar y se puso, en efecto, a ello en la iglesia de María Santísima Auxiliadora, que es la iglesia de don Bosco. Ahora bien, hace pocos días, se me presentó una denuncia de solicitación en toda regla contra este sacerdote, que he transmitido al Sagrado Oficio>>. Don Bosco inmediatamente después de la suspensión escribió a Bolonia para ulteriores noticias acerca del sacerdote suspendido, pero sin notificar el motivo. Le contestó el 19 de septiembre el Canciller arzobispal, Aquiles Manara, futuro cardenal, ((**It13.344**)) repitiendo lo que desde el principio le había declarado ya en otra suya, a saber, que Cappelletti necesitaba mantenerse sumiso y dirigido, por ser de carácter ligero, de escasa capacidad y fácil a exhibirse; que, guiado, podía hacer el bien, pues era activo y celoso; en cuanto a su conducta moral, nada había en absoluto en su contra. Por lo cual volvía a recomendarlo encarecidamente a su caridad. Dice Lemoyne que se dudó si se trataba de una verdadera denuncia. De todos modos, la vía ordinaria hubiera sido dar a conocer el asunto al Superior para tomar las medidas oportunas, sin hacer de ello un cargo contra la Congregación ante la Santa Sede. El sacerdote volvió a su diócesis. Cronológicamente nos toca insertar aquí una carta del Siervo de Dios, el teólogo Roberto Murialdo, a monseñor Gastaldi, de quien había sido condiscípulo. Rvmo. Monseñor: Al enviarte la carta, que deseas, escrita por don José Lazzero a la Madre Superiora del Instituto de San Pedro 1, no puedo dejar de renovarte el ofrecimiento de mi mediación ante don Bosco y compañeros, con todos los cuales mantengo óptima relación, para hacer cesar el presente estado de cosas demasiado doloroso para todos. Estoy convencido de que todos aquellos sacerdotes tendrían muchísimo gusto en volver a la primitiva gracia de su Superior Eclesiástico y tornar a verle, de vez en cuando, en su Oratorio cual padre y amigo, como en tiempos pasados. Un día me encontré por la ciudad al bueno de don Miguel Rúa, a quien conozco desde su juventud, y, dado mi gran interés por sus relaciones y las de sus compañeros con el señor Arzobispo, me permití dirigirle unas palabras sobre ello; pero se mostró tan dolorido por las existentes desavenencias, que poco le faltó para echarse a llorar en plena calle, y me dio lástima, por lo que no insistí en la cuestión. Don Bosco y su Congregación están actualmente haciendo los ejercicios espirituales en Lanzo, y creo que el momento no puede ser más oportuno para llegar a un arreglo de todas las diferencias pasadas. 1 Don José Lazzero invitaba a la Superiora a que pidiera a la Curia autorización para que un salesiano siguiera celebrando en la capilla del Instituto. (**Es13.299**))
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