((**Es13.298**)
V. S. Rvma. para que tenga a bien sacarme de una
verdadera dificultad en que me encuentro.
S. E. Rvma. nuestro señor Arzobispo presentó
quejas a Roma con respecto a la carta en cuestión;
ahora se me pide desde Roma la misma carta para
examinar lo sucedido; >>cómo puedo enviarla, si no
la tengo? Si me dirijo yo mismo a S. E., me la
rehusará, pues podrá decir que no recibió nada de
mí. Así, pues, sólo V. S. Rvma. puede remediarlo,
ya sea rogando a S. E. que le entregue la carta
aunque sólo fuera para sacar una copia auténtica,
con tal que venga de esa Curia, que a mí me es
igual, ya sea autenticando la copia ahí enviada
por el Oratorio y haciéndomela devolver. Si no
pudiere hacer lo uno ni lo otro, tenga la bondad
siquiera de enviarme una respuesta para que yo
pueda dar a Roma la satisfacción que se requiere
al efecto.
La paternal benevolencia que siempre ha tenido
V. S. Rvma. conmigo y con mis hermanos, me hace
esperar que tampoco esta vez habré recurrido en
vano.
Pidiéndole perdón por la molestia y dándole
anticipadamente las gracias por el favor, le deseo
cien años más del buen Dios para nuestro mayor
bien, y me profeso con la más profunda estimación
y veneración,
De V. S. Rvma.
Turín, 17 de septiembre de 1877.
Su seguro servidor
JOSE LAZZERO, Pbro.
((**It13.343**)) El
canónigo Zappata le replicó el 19 de septiembre
entre otras cosas:
<>. Pero la
carta no volvió sola; iba acompañada de un Decreto
arzobispal, que suspendía a don José Lazzero de
oír confesiones por tiempo indefinido.
Son del mismo día las <> por el
pontifical de monseñor Lacerda 1. De tres días
antes era la suspensión del sacerdote boloñés
César Cappelletti; la razón de este hecho se
expone en la larga carta dirigida por Monseñor, el
19 de septiembre, a la sagrada Congregación de
Obispos y Regulares. En cierto punto de ella se
lee:
<(**Es13.298**))
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