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Aires. En estas casas están recogidos varios
centenares de alumnos, muchos de los cuales
manifestaron ya vocación al estado eclesiástico y
pidieron hacerse misioneros e ir a tierras de
indios. Se dieron ya varias misiones en las
colonias más próximas a los salvajes, y ahora se
trataría de abrir tres centros. Uno a orillas del
Río Colorado, junto a los pamperos, otro en el
Carmen, junto al Río Negro, entre las Pampas y la
Patagonia y el tercero en Santa Cruz, punto
extremo de Patagonia, en el estrecho de
Magallanes. Para sostener las obras comenzadas,
substituir a algunos salesianos llamados por Dios
a la vida eterna, y fundar las tres casas
mencionadas, me encuentro en la necesidad de hacer
una expedición de cuarenta misioneros que ya están
preparados.
Pero, agobiado por los gastos hechos
anteriormente y por los que tendré que hacer en
esta ocasión, recurro humildemente a V. E.
suplicándole se digne venir en mi ayuda, aunque
sea por una sola vez, para proporcionar el equipo
a los misioneros, proveerlos de libros españoles,
pagar los gastos del viaje y otros por el estilo.
Es una expedición numerosa, pero indispensable;
confío que, dentro de muy poco tiempo, veremos que
los salvajes serán evangelizados por los mismos
salvajes.
Sé que hay dificultades para obtener este
subsidio, pero sé también que una palabra de V. E.
salva cualquier obstáculo que se pueda encontrar.
Aseguro a V. E. que nuestra Congregación estará
siempre a sus órdenes, que haremos cuanto podamos
para mayor gloria de Dios y progreso de las
misiones católicas; pero necesito del todo que su
caridad me ayude material y moralmente.
((**It13.309**)) Lleno
de confianza en su bondad, considero el mayor
honor poderme profesar con el más profundo respeto
y declararme,
De V. E. Rvma.
Su atto. y s. s.
JUAN BOSCO, Pbro.
Escribió de nuevo al mismo Cardenal y más
extensamente para obtener la bendita aprobación
pontificia, que era condición indispensable para
que la obra de la Propagación de la Fe pudiese
incluir también a Patagonia entre las misiones
regularmente subvencionadas por ella.
Eminencia Reverendísima:
Han transcurrido dos años desde que, bajo los
auspicios de V. E. y con la bendición del Padre
Santo, se efectuó la primera expedición de
salesianos a la república del Uruguay y a la
República Argentina. Un año después se enviaba
otra aún más numerosa. Su finalidad era la de
establecer colegios o seminarios en las tierras
más próximas a los salvajes, y así, por medio de
los alumnos, abrirse camino entre Pamperos y
Patagones. Dios bendijo nuestros débiles
esfuerzos, y ya se abrieron al culto divino cinco
iglesias, para bien de los fieles; un seminario
menor en Villa Colón junto a Montevideo, capital
del Uruguay, y el Padre Santo mostró su agrado
porque el colegio llevara su venerando nombre; se
abrió otro colegio en la ciudad de San Nicolás de
los Arroyos, cuyo territorio linda con los indios;
el tercero es un hospicio en Buenos Aires para
niños pobres, especialmente salvajes. Las tres
casas están llenas de alumnos; la disciplina y la
moralidad satisfacen plenamente y ya se
manifiestan algunas vocaciones al estado
eclesiástico. En consecuencia, con la autorización
de V. E. y la aprobación
(**Es13.270**))
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