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((**Es13.261**) Después de estos precedentes, no era posible dejar correr este artículo sin una reclamación. En efecto, Monseñor, tan pronto como fue informado de la cuestión, envió al teólogo Margotti, director del diario, una copia de su carta con estas palabras, escritas de su puño y letra en el margen: <((**It13.298**)) la manifiesta. La vocación de los misioneros es algo muy especial>>. El Director de la Unidad Católica, gran amigo de don Bosco, le envió sin más el artículo impreso con su correspondiente título, acompañándolo con esta cartita: <>. Don Bosco, que presidía en Lanzo el Capítulo General, le contestó el 19 de septiembre, limitándose a estas simples expresiones sobre el incidente: <> 1. El fervor misionero se mantenía vivo sobre todo en los hermanos jóvenes, con las cartas que llegaban de América en los primeros meses del año y describían al vivo los sacrificios del personal, demasiado escaso para hacer frente a todas las necesidades. Aquellas cartas, que se leían durante la comida, despertaban en muchos el deseo de presentarse para acudir en su auxilio; es más, hubo algunos que en el mes de abril hubieran querido emprender el estudio del castellano, ya que don Bosco parecía dispuesto a enviar refuerzos apenas pasara la fiesta 1 En la misma carta pasaba don Bosco enseguida y serenamente a dar noticia del conde Cays y de su toma de sotana (véase más atrás, pág. (225**)), y con la misma serenidad decía en la posdata: <>. El artículo no se publicó. En las palabras: <>, alguien quiso ver el presagio de la muerte de los dos, que sucedió a pocos meses de distancia la del uno de la del otro. Margotti murió el 6 de mayo de 1887, a los sesenta y tres años de edad y cuando parecía gozar de óptima salud. (**Es13.261**))
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