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con razones y pruebas y demostraciones
dependientes del principio y tales que explique el
principio mismo. Mi gran pensamiento es éste:
estudiar la manera práctica de dar al César lo que
es del César, al mismo tiempo que se da a Dios lo
que es de Dios.
-Pero, se dice, el Gobierno sostiene a los
mayores perversos, y a veces se propugnan falsas
doctrinas y principios erróneos.
-Pues bien, entonces nosotros diremos que el
Señor nos manda obedecer y respetar a los
superiores etiam discolis (hasta a los malos),
mientras no manden cosas directamente malas. Y
también, en el caso de que mandaran cosas malas,
los respetaremos. No se hará aquella cosa mala;
pero se seguirá respetando a la autoridad del
César, como precisamente dice san Pablo, que se
obedezca a la autoridad porque lleva la espada.
No hay nadie que no vea las malas condiciones
en que se encuentran la Iglesia y la Religión en
estos tiempos. Yo creo que desde san Pedro hasta
nosotros no hubo nunca tiempos tan difíciles. El
arte es refinado y los medios son inmensos. Ni las
persecuciones de Juliano el Apóstata eran tan
hipócritas y dañinas. >>Y con esto qué? Con esto
nosotros buscaremos en todo la legalidad. Si se
nos imponen contribuciones, las pagaremos; si ya
no se admiten las propiedades colectivas, las
tendremos individuales; si piden exámenes, se
rendirán; si títulos o diplomas, se hará lo
posible para obtenerlos; y así se irá adelante.
-íPero esto requiere trabajos y gastos: crea
desórdenes!
-Ninguno de vosotros puede verlo como yo lo
veo. Es más, la mayor parte de los líos ni
siquiera os los menciono, para que no os asustéis.
Sudo y trabajo todo el día para discurrir cómo
arreglarlos y salir al paso de los inconvenientes.
Y, sin embargo, hay que tener paciencia, saber
aguantar y, en vez de llenar el aire con quejas y
lamentos, trabajar más de lo que se puede
imaginar, para que las cosas sigan marchando bien.
Ahí tenéis qué se entiende por darnos a conocer
poco a poco y prácticamente con el Boletín
Salesiano. Haremos prevalecer este principio; con
la gracia de Dios, y sin decir muchas palabras
directamente, será fuente de inmensos bienes para
la sociedad civil y para la eclesiástica.
((**It13.289**)) En
cuanto a hacer el bien y dejar que digan, don
Bosco sabía perfectamente que toda regla tiene su
excepción. Por consiguiente, aunque reacio a
contestar por la prensa a los diarios que le
atacaban, con todo, en algunos casos, juzgó que
era su deber el acudir a esta arma de defensa.
Había habido un ejemplo de ello el mes
anterior. La tristemente célebre Gazzetta del
Popolo había publicado una nota del corresponsal
de Giaveno, en la que, con venenosas expresiones,
se daba la noticia del arresto de un clérigo,
educador en un colegio local, por hechos
innominables, y se decía irónicamente que el
detenido era <>. Don Bosco, tan pronto como pudo tener los
necesarios informes, escribió esta cartita que es
modelo de moderación:
(**Es13.253**))
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