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jurisdicción; estos dos términos expresan con
exactitud lo que se quería y suenan bien hoy día a
los profanos, pues son usados también en la
administración civil y escolar.
En segundo lugar, la edad del Inspector.
>>Convenía fijar una edad mínima entre las
condiciones necesarias para ser elegido? Al
componer las Reglas don Bosco había preferido
hacer caso omiso de la edad en todos los cargos;
por eso en las redacciones primitivas y en el
texto ((**It13.281**))
enviado a Roma para la aprobación, no se hablaba
nunca de edad, cualquiera que fuese el cargo a
elegir. Roma, en cambio, quiso treinta y cinco
años para los cargos mayores. Pero, como la
Congregación estaba todavía en la época de su
nacimiento, generalmente sus miembros no llegaban
entonces a la madura virilidad; por lo que fue
necesario en seguida pedir dispensas temporales
para la observancia de aquella regla. En cuanto a
los Inspectores, evidentemente no se podía hablar
de su edad en las Constituciones, porque, cuando
éstas se aprobaron, aquéllos no existían todavía;
por esto, el Capítulo General dejó pendiente el
problema, aguardando a ver qué haría la
Congregación de Obispos y Regulares, cuando se le
presentasen las deliberaciones de Capítulos
Generales en torno a las Inspectorías.
Según el concepto de don Bosco, expresado en la
decimoséptima conferencia, el Inspector Salesiano
es <>.
Con el tema de las Inspectorías salió a relucir
la cuestión de los poderes que se debían reconocer
en el Rector Mayor.
En este terreno don Bosco tendía
manifiestamente a ensanchar los límites, mirando a
obtener que toda la marcha general de la Sociedad
dependiese del Rector Mayor. Hubo quien creyó
oportuno hacer una observación. Mientras se
trataba de don Bosco personalmente, todos querían
que tuviese una autoridad sin limitaciones de
ninguna clase, pero había que pensar también en
los que vendrían después.
-Y precisamente por esto, interrumpió don
Bosco, yo voy con tiento y pongo mucho cuidado en
que no se interfiera la autoridad del Rector
Mayor. Si se tratase de mí, no lo necesitaría,
pues, en lo poco o en lo mucho, me dejáis hacer lo
que me parece; y, además, teniendo yo en mis manos
el hilo de todo, casi no se podría tampoco actuar
diversamente. Pero yo he de mirar por los que
vendrán después de mí.
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