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((**Es13.245**) de redactarlas y en el catálogo del personal de la casa está anotado: Redigit litteras annuas (Redacta las cartas anuales). No cabe duda que ahora esta crónica dará mucho que hacer, porque se trata de empezar y los principios son siempre más difíciles, y también porque hay que repasar cosas de años atrás; pero, cuando esté redactada hasta nuestros días, y no haya que añadir año tras año, sino lo más importante que sucedió en aquel tiempo, y, sabiéndose ya que no habrá que hacer sino esto, se tomará nota de los hechos mientras suceden, la cosa quedará así muy simplificada y cualquier director podrá hacerla con facilidad. Hay que poner un cuidado especial en la biografía de los hermanos que fueron llamados por Dios a la eternidad. Para algunos bastarán pocos recuerdos; otros, en cambio, requerirán dedicarse a ello a propósito. De los hermanos fallecidos en estos últimos anos será suficiente lo que ya se imprimió en el apéndice de nuestros catálogos; en cambio, de los antiguos habrá que buscar muchos recuerdos con cuidado y hay que procurar que no se pierdan; porque me parece que se puede decir que ellos, ya sean sacerdotes, clérigos o coadjutores, son como otras tantas perlas, que se deben hacer resplandecer en la historia de la Congregación. íCuántas cosas habría que decir de don Víctor Alasonatti! >>Y de don Domingo Ruffino? íCuántos recuerdos preciosos dejó! Fue un verdadero modelo de vida cristiana. No sé si debo compararle con san Luis; pero no cabe duda de que todo lo que sabe hacer un buen joven, un buen clérigo, un buen sacerdote, todo lo hizo y lo hizo con tal ardor que puede compararse en la piedad con los mejores modelos de vida cristiana y religiosa. Un buen fruto, el principal, de estas biografías está en que, dentro de muchos años, se verá cómo se trabajaba en tiempos pasados. Surgirán dificultades al correr de los años y se tendrá la llave en la mano para evitarlas. Yo ahora me encuentro en ciertos apuros en los que me encontré hace ya muchos años; otro ((**It13.279**)) quedaría enredadísimo en ellos; yo voy adelante tranquilo, pues no tengo más que recordar el buen o mal resultado de los medios empleados entonces. La siesta. Inspector e Inspectoría. Rector Mayor y Capítulo Superior Conferencia 16.¦ Durante casi dos conferencias sucesivas se trató de las buenas y malas costumbres. Entre las costumbres de suyo indiferentes, pero en realidad siempre malas y perniciosas, ponía don Bosco la siesta en la cama después de comer. En los países muy cálidos hay esa costumbre; ciertas congregaciones establecen que tengan los hermanos este descanso; también hay educadores, buenos cristianos, que lo permiten a los alumnos. -Pero yo, dijo don Bosco, lo tengo por una de las cosas más peligrosas para la moralidad y soy del parecer que tener esta costumbre y guardar perfectamente la moralidad es cosa muy difícil, por no decir imposible. Creo que, si los directores de las casas supieran cuán funesto es esto, preferirían cerrar el colegio antes que introducir esta costumbre. (**Es13.245**))
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