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-Al contrario, anadió, hay que ser muy rígidos,
pues se trata de algo que si no se mantiene con
rigidez, casi por su natural va en aumento,
((**It13.276**)) pues
es normal ver una cosa que no agrada mucho, y
quererla hacer cambiar; y así, aquí hace falta
levantar un tabique, allá derribar otro; aquí
abrir una puerta y allá cerrar otra; bien
entendido, empero, que, al cambiar aquella casa de
prefecto o de director, vendrá de nuevo la
necesidad de derribar lo levantado y de levantar
lo derribado, y así se va de gasto en gasto, con
escasa o ninguna utilidad.
Es, además, necesario ser muy riguroso en esto
para sacar de apuro al director. Siempre habrá un
prefecto, un asistente, un maestro, que encuentran
indispensables un sinfín de cosas y querrían
introducir variaciones. Acuden al director, que ve
también la utilidad de aquello, y no puede negarlo
sin crear descontento. En cambio, cuando se sepa
que son cosas totalmente independientes del
director, vuelven a su calma y ya no las piden.
Por otra parte, he visto que, como en todo lo
demás, también en esto especialmente hay que
apuntar más arriba del blanco y que hace falta
querer dos para estar seguros de alcanzar siquiera
uno.
En algunas órdenes religiosas, al fin del ano o
cuando hay visita del Superior, hacen una lista de
las reparaciones necesarias y se pide permiso al
Superior hasta para las cosas más pequeñas. Muchas
veces el Superior no opondrá ningún reparo; pero
siempre será libre de ponerlo; y, además, el solo
pensamiento de que tal gasto tiene que pasar por
el Superior hace que ellos se retraigan de las
cosas no necesarias.
Más adelante volvió a ponerse sobre el tapete
la cuestión de las monografías y de las crónicas,
ya ventilada en las conferencias anuales de los
directores. Aunque se presentó fortuitamente,
ocupó la mayor parte de la sesión. Don Bosco
pronunció un discurso, en el que se puso de
relieve una vez más la gran importancia que daba a
la cuestión.
-Se trabaja mucho entre nosotros, se hacen
muchas cosas; pero no guardamos recuerdo de lo que
se hace. La extraordinaria multiplicidad de
ocupaciones, que hasta el presente se agolpan una
tras otra, sin dejar un instante de tiempo libre,
ha hecho que resultara imposible tomar nota por
escrito de lo que se hacía entre nosotros. No
quiero decir con esto que hoy se haya dado tregua
a las ocupaciones; pero a veces hay manera de que
las hagan otros, y muchas ya están repartidas
entre varios, mientras que antaño estaban unidas y
cargaban sobre el mismo individuo. Además, en los
tiempos pasados no se conocía tanto la necesidad
de tomar nota de lo que se hacía; ahora vemos que
a veces nacen confusiones donde no tendrían lugar,
si se hubiesen tomado los oportunos apuntes. Y,
además, hoy día nos damos cuenta de que, estando
la Congregación definitivamente aprobada, tenemos
que dar normas para los que vengan detrás de
nosotros. El ver que hemos actuado de una manera
antes que de otra y que la cuestión resultó bien,
les indicará el camino que deberán seguir. De
momento yo encuentro ((**It13.277**)) esto
más importante que otras cosas; por tanto creo
necesario que cada director se aplique este año a
ello de buena gana y piense y estudie la manera
más oportuna y encuentre el tiempo para ello y,
ésta que llamaremos crónica del propio colegio,
hágase cada año y la continúe el director pro
tempore.
(**Es13.243**))
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