Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.242**) a quienes se ve de vez en cuando pidiendo limosna. La razón de esto es que, si se rebajan a pedir limosna a pesar de ser fuertes y robustos, los empuja una verdadera necesidad y son buenos cristianos. Si no fuesen tales, se lanzarían al latrocinio y las más de las veces no hay maldad a la que no se lancen estos tales, cuando comienzan a andar por mal camino. Y si son jovencitos, se nos recomiendan mucho más, precisamente porque están más conformes con nuestra misión, y también porque, no pudiendo tener todavía principios bastante ((**It13.275**)) firmes, basta una nonada para echarlos por el camino de la iniquidad, que seguirán tal vez de por vida. Y si sucediese que es una jovencita la que pide limosna, entonces hay que socorrerla sin falta, con toda caridad y con la mayor largueza que se pueda. No hay tal vez en el mundo persona más expuesta al peligro de la inmoralidad que una doncella pobre y desamparada. Por lo que a mí toca, yo le daría muy a gusto mi porción de comida, si no tuviese otra cosa para sacarla del peligro. Y no se diga que, tal vez, no lo necesiten o que ya están hundidas en el lodazal del vicio. Si no estuviesen necesitadas, de ordinario no vendrían a nosotros pidiendo socorro. Por otra parte, aunque no fuesen virtuosas, se las apartaría, al menos aquella vez del peligro. íY eso ya es una gran cosa! En general no se diga que, los que piden limosna, no son menesterosos; puede creerse que en nuestros tiempos la miseria tiene muchas más formas que las que aparecen al exterior, y hay personas dignas de toda compasión, que exteriormente parecen de familias muy acomodadas. íCuántas personas se presentaron pidiéndome algo, incluso pan, y eran empleados públicos y, muchas veces van bien trajeadas! íY sin embargo, recibida mi modesta limosna, la bañaban con lágrimas de consuelo, que caían involuntariamente de sus ojos! Obras de construcción - Crónicas Conferencia 14.¦ Don Bosco reprochó siempre a todo el que hacía en las casas construcciones nuevas o reparaciones de alguna importancia, sin haber pedido y obtenido el permiso del Superior. -Este punto, subrayó entonces, es de muchísima importancia; puesto que no sólo en las nuevas construcciones sino también en las reparaciones, especialmente donde entran albañiles, el gasto sube sin parar, y da pena ver que se economiza hasta el céntimo en otras cosas, hasta casi carecer de lo necesario, y luego se gastan con la mayor ligereza incluso centenares de liras. Quede, pues, bien entendido que antes de hacer semejantes gastos, hay que obtener el permiso del Superior, por ahora del Rector Mayor, y más adelante por lo menos del Inspector. Parecíale a alguno que don Bosco era demasiado rígido con esta exigencia. (**Es13.242**))
<Anterior: 13. 241><Siguiente: 13. 243>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com