((**Es13.226**)
Cuando se deliberaba por votación sobre estas
discusiones, se formulaban artículos que, reunidos
después, constituirían las actas auténticas para
enviar a Roma. Estas actas estaban repartidas en
doble serie: unas puramente disciplinares y que
tenían por fin formar un manual para uso de la
Congregación, y otras orgánicas y directivas para
añadirlas a las Reglas ya aprobadas. Para la
primera bastaría el Visto bueno de Roma; para la
segunda, en cambio, se requería la aprobación
formal, sin la cual no podían tener fuerza
obligatoria. La mayor parte de estos artículos vio
la luz en 1878, y no es difícil adquirir copia de
los mismos; por lo cual no nos parece oportuno
sobrecargar con ellos nuestro volumen. En cuanto a
las discusiones que los prepararon, tal y como las
vemos resumidas en las actas, no nos ofrecen hoy
elementos de relieve tal como para dedicarles
muchas páginas. Creemos más útil y agradable para
nuestros lectores dar un vistazo a los papeles
antiguos y sacar de ellos las palabras vivas de
don Bosco, que, por suerte, fueron recogidas con
frecuencia al pie de la letra en las actas. Sin
embargo, siempre que en el curso de las
discusiones aparecen elementos de algún interés,
no dejaremos de tomar nota de ellos.
((**It13.257**))
Coadjutores y estudios de los aprendices.
Predicación
Conferencia 2. ¦ Por vía ordinaria, no se quiso
que quien fuese aceptado en la Congregación como
coadjutor, pudiera ser admitido en ella para la
carrera eclesiástica; en este punto los otros
Institutos religiosos son inexorables. Sin
embargo, si fuese del caso admitir excepciones,
éstas tenían que ser concedidas exclusivamente por
el Rector Mayor. En cuanto a los aprendices,
deseosos de pasar a los estudios para entrar en la
Congregación como clérigos, el asunto se remitía a
los respectivos directores.
-Por lo demás, observó don Bosco para concluir,
ahora que tanto escasea el clero, soy del parecer
de que cuando hay moralidad y aptitud, se facilite
el camino al sacerdocio.
El, en efecto, había obtenido buenos resultados
en ambos casos.
De coadjutor a estudiante había pasado aquel santo
varón que fue don Angel Lago. En cuanto a los
aprendices llegados al sacerdocio, su número
aumentaba cada año; en aquella ocasión, por
ejemplo, salieron a relucir los nombres de don
Juan Bautista Tamietti, don José Pavía, don Juan
Rinaldi, don Valentín Cassinis, don José Beauvoir,
don Davico.
(**Es13.226**))
<Anterior: 13. 225><Siguiente: 13. 227>