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hecho mucho más breves, hasta reducirlas quizá a
una quinta parte;
porque, para aprobarlas, en Roma no acaban nunca
de discutir cada una de las palabras allí
escritas, y lo demás no lo miran tanto. A las
Congregaciones romanas se presenta el reglamento
orgánico; lo que pertenece a la práctica, se deja
a nuestro cuidado. Ahora bien, en este Capítulo se
ha de tratar especialmente de la práctica. Hay
ahora una cantidad de prescripciones que todavía
no se practican; es más, ni se sabe siquiera que
estén contenidas en las Reglas. Por consiguiente,
se explicarán éstas con precisión y se indicará la
manera de observarlas.
Cuando estuvo terminado el esquema de las
propuestas, mandó imprimir un número discreto de
ejemplares, que envió en el mes de julio a los
directores, para que los repartiesen a los
hermanos; invitaba a todos a estudiar las
cuestiones allí consignadas y a formular cada uno
sus propias observaciones, que después se
recogerían y clasificarían por materias, a fin de
remitirlas durante el Capítulo a las comisiones,
que se encargarían de discutir los diversos temas.
A su esquema antepuso don Bosco estas
advertencias:
En el capítulo sexto, artículo 3.°, se
establece que cada tres años hay que celebrar un
capítulo general, al que compete la facultad de
tratar y proponer todo lo que pueda ser útil a los
socios en particular o a la Congregación en
general. Habiendo transcurrido ya tres años desde
nuestra definitiva aprobación, es un deber que se
notifique y celebre este capítulo. Deberán tomar
parte en él los directores y los prefectos de
todas nuestras casas, salvo que la distancia o
alguna otra razón no haga ((**It13.245**))
imposible la venida a alguno. Y como éste es el
primer capítulo general de nuestra Congregación,
interesa ciertamente a todos los socios
industriarse, para que se obtengan todas las
ventajas que pueden contribuir al bien común. Este
capítulo será convocado en Lanzo, antes o después
de los ejercicios espirituales. El será como el
reglamento práctico de nuestras Constituciones;
por esto los directores, los ecónomos o prefectos
con los capítulos de las respectivas casas deben
tener conocimiento preventivo de lo que se va a
tratar, a fin de preparar las añadiduras y las
reflexiones que se consideren oportunas. Por
tanto, cada Director comunicará estos esquemas a
cada uno de los miembros del capítulo de su casa,
recomendará y dará oportunidad a cada uno para
estudiar las materias propuestas.
Los prefectos fueron invitados como simples
consultores y también para dar al Capítulo la
máxima solemnidad posible; pero, llegado el
momento práctico, se vio que, dada la ausencia de
los directores, los prefectos no se podían alejar
de las casas, por lo cual don Bosco determinó que
éstos serían convocados y oídos en otra ocasión,
para tratar ciertas cuestiones de su competencia,
cuando acudiesen a los
(**Es13.216**))
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