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ellas su alegría, como mejor podían. Con la
esperanza de verlo pronto, engalanaron su sencillo
locutorio; pero el Beato que lo supo, envió a
decir:
-íAh, no, no! íYo no voy donde hay cortinas,
visillos y sofá!
Entonces las hermanas volvieron a ponerlo todo
como estaba antes; y cuando el buen Padre fue, sin
dar muestras de que recordaba aquel detalle,
preguntó en seguida si tenían muchas chicas. A la
respuesta afirmativa añadió:
-íEstupendo! Nosotros estamos precisamente para
esta gran obra. íPero, atención! Para hacer el
bien a las chicas es preciso estar siempre
alegres; es menester quererlas y apreciarlas a
todas, aunque alguna no lo merezca. >>Y siguen
viniendo todos los días, después de la comida y
por la tarde, cuando salen de la fábrica?
Cuando oyó decir que sí, siguió diciendo que
eso significaba muchos pecados menos, mucha
malicia no aprendida por las calles, muchos buenos
pensamientos sembrados para la noche y para el día
siguiente, no sólo entre las mismas muchachas sino
también entre sus familiares, pues, de ordinario,
las muchachas disfrutan contando en casa todas sus
novedades. Le preguntaron cómo se lograba dar a
conocer y hacer que se amara a María Auxiliadora.
Y el Siervo de Dios respondió:
-Hablando oportunamente de Ella con la juventud
que la Providencia nos confía y con las personas
externas que se acercan a nosotros; escribiendo
alguna palabra sobre Ella en todas nuestras cartas
a los padres y a los conocidos; enviando a Ella a
los que necesitan gracias especiales y contando
los favores obtenidos por su mediación;
repartiendo medallas y estampas con su imagen;
rezando y haciendo rezar a menudo la jaculatoria:
María, Auxilium Christianorum, ora pro nobis;
cantando con preferencia sus loas en los recreos y
en la iglesia, sobre todo durante su mes;
aconsejando poner el nombre de <> a
las niñas que se van a bautizar; celebrando con la
mayor solemnidad posible su fiesta, no sólo en la
iglesia, sino también con velada y procesión;
regalando cuadros de María Auxiliadora para las
familias, para las parroquias; dando su título a
las nuevas fundaciones...
((**It13.208**)) Las
hermanas que trabajaban en Valdocco habían
recibido de María Auxiliadora, por mediación de
don Bosco, una gracia señalada en la novena de la
Inmaculada, con la cual quedaron enfervorizadas en
la piedad hacia su Madre Celeste y penetradas de
veneración hacia el Padre de sus almas. La novicia
Josefina Quarello residía en Valdocco, en lugar de
Mornese, para ayudar a sor Catalina Daghero a
llevar
(**Es13.185**))
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