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((**Es13.184**) a sus hijas. Cuando vio en el recién nacido Boletín Salesiano 1 publicados los programas de los dos ((**It13.206**)) nuevos colegios para niñas de Nizza Monferrato y de Chieri, exclamó: -Helo ahí, don Bosco y los salesianos nos consideran realmente una familia. Todas nuestras cosas tienen vida y fortuna por don Bosco y por sus hijos. íAy de nosotras si la soberbia llega a meternos en la cabeza que podemos algo sin ellos! Nos convertiríamos en sarmientos separados de la vid, y nada más. Repitió el mismo pensamiento a sor Elisa Roncallo, que se desmayaba de gozo al contarle las muchas maravillas de su oratorio festivo en Valdocco. -Sí, sí, le dijo; todo esto es consolador, muy consolador. Pero no lo olvidemos; después de Dios, todo lo debemos a don Bosco y a los hijos tan valientes y tan santos, que don Bosco nos da para ser nuestros guías y nuestro apoyo. íPor amor de Dios! No nos olvidemos nunca de dar gracias a la Virgen que, no satisfecha con hacernos hijas suyas, nos ha confiado además a un santo, como don Bosco. Un día la Directora de Turín le refirió un diálogo que había tenido con don Miguel Rúa, que dirigía aquella comunidad. -Señor Director, habíale preguntado ella: >>podemos seguir tomando fruta en el desayuno? Nos regalan tanta, que la tenemos en abundancia. ->>Qué dice la Regla?, preguntó don Miguel Rúa. -Que se puede tomar café con leche o fruta. -íAh!, dice o, y no y... -Pero hay tanta que se nos estropea. . -Mejor es que se estropee la fruta que no la observancia de la Regla. Además, con la fruta sobrante, >>no se puede socorrer alguna necesidad y ayudar a alguna muchacha a portarse mejor? Oído esto, la Madre concluyó: ->>Véis cómo obran los santos? íAy de vosotras las que tenéis la dicha de vivir en Valdocco, si no sabéis aprovecharos de las lecciones que nosotras no tenemos. Los sentimientos de la Madre, manifestados de tantas maneras, inspiraban también otros a sus Hijas: a su devoto afecto a don Bosco debemos el celoso cuidado en guardar recuerdo de las palabras dichas por él en sus raras y rápidas visitas. Hizo una de estas visitas a las Hermanas de Valdocco a su regreso de Roma y de Francia en 1878. Nunca había estado fuera de casa ((**It13.207**)) tanto tiempo, y exteriorizaban 1 Número de septiembre de 1878 (Bollettino Salesiano). (**Es13.184**))
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