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((**Es13.180**) menores que ella. Un día del mes de mayo de 1873 fue por casualidad a parar al pueblo aquel ideal de portero salesiano que se llamó Marcelo Rossi. Empezó éste a contarle cosas maravillosas de don Bosco y de su santidad. La piadosa doncella le escuchaba con creciente admiración y, envidiando la suerte del narrador, pensaba en sus adentros: -íQué hermoso debe ser ver a un santo! Por fin Rossi le dijo: -Don Bosco irá dentro de poco a Borgo San Martino; ven allí tú también, y haré que lo veas. La propuesta estimuló en ella el deseo de ver con sus propios ojos cómo era un santo. Así las cosas, arrancó el permiso al padre y en compañía de dos hermanas del coadjutor, se puso en camino. Absorta con el pensamiento de que iba a ver a un santo, hizo entusiasmada las cuatro horas de camino que había de Rosignano a Borgo. Llegaron a la meta a eso de las siete. Las buenas muchachas se dirigieron a la iglesia parroquial y comulgaron. Fueron después al colegio, donde encontraron a Rossi, que las introdujo en él. Allí estuvieron esperando con unas mujercitas, que remendaban la ropa blanca, hasta que las notas de la banda de música y los vítores del pueblo anunciaron que don Bosco se aproximaba. Entonces las tres jóvenes fueron llevadas a un corredor, por donde tenía que pasar don Bosco y desde donde vieron irrumpir en el patio a la muchedumbre que aplaudía casi con delirio. Después de mucho esperar, helo allí, atravesando el umbral y avanzando a paso lento, seguido de un grupo de amigos y muchachos. Enriqueta lo miraba atentamente de pies a cabeza; había creído que iba a ver quién sabe qué, y, en cambio, se daba cuenta de que tenía ante sí a un sacerdote ((**It13.202**)) como tantos otros. Iba a disiparse su encanto, cuando el Siervo de Dios les dio a besar su mano, se paró, miró un instante a Enriqueta, y, señalándola con el índice, dijo: -Vos, id a Mornese. ->>Mornese? >>Qué es Mornese? -Es un pueblo bonito; ya lo veréis... Ahora vamos a comer y después hablaremos. La joven se quedó allí haciendo castillos en el aire. Después de comer, don Bosco la mandó llamar y, nada más verla, le dijo: ->>Cómo os llamáis? -Enriqueta Sorbone, de Rosignano Monferrato. ->>Cómo estáis de salud? -Estoy bien. (**Es13.180**))
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