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Las obras iban adelante con presteza y
constancia, pero la adaptación de aquel edificio a
las nuevas exigencias requería gastos y tiempo.
Agosto tocaba a su fin y todavía seguían las
obras. Esta ((**It13.199**)) carta
al conde César Balbo pretendía calmar la santa
impaciencia de la condesa Corsi, su suegra.
Queridísimo señor Conde:
S. V. S. fuese tan intrépido viajero como lo ha
sido su carta, fácilmente daría la vuelta al
mundo. Llegó la carta a Turín, fue después a
Mornese, cuando yo había salido, por lo cual
reemprendió enseguida viaje a Turín. Finalmente
llegó a mi escritorio, emborronada toda ella con
sellos y direcciones. Contesto: con mucho gusto
hablaré al joven Simma y, si es posible, ya puede
venir el domingo, de las tres a las ocho de la
tarde.
En la próxima semana, tal vez tenga que salir
algunos días, pero a fines de la misma volveré a
estar aquí. Aún no podemos fijar el día de la
inauguración de la casa de Nizza, puesto que las
obras de la vivienda para las monjas y para el
capellán, o mejor el director, están todavía en
curso. Pero, ya está hecho el programa para el
internado y pronto lo tendré 1. Y, tan pronto como
se pueda fijar el día, será usted el primero en
ser informado. Espero hacerle una visita en la
quinta; pero si el tiempo apura a todos los
hombres honrados, figúrese si no apurará al pobre
jefe de los golfillos.
La gracia de N. S. J. C. esté siempre con V.
S., con la buena Mamá, con la condesa María, con
toda su familia. Dios los bendiga a todos y ruegue
por mí, que siempre seré, en Jesucristo,
Turín, 23 de agosto de 1878.
Su afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Le recomiendo a don José Bertello, porque
fuera de la jaula temo haga alguna de las suyas 2.
No lo pierda de vista y haga el favor de saludarlo
de mi parte.
Si don Bosco se índustriaba de esta manera para
lograr por todos los medios equipar a toda prisa
la nueva sede de la Casa Madre de las Hermanas,
preciso era también decir que urgía salir de
Mornese. Y efectivamente urgía. Se había tratado
en las conferencias de san Francisco el asunto de
la dificultad de las comunicaciones, dado que el
pueblo estaba demasiado lejos del ferrocarril y
carecía del servicio de ómnibus para el traslado
de los forasteros. Y en el invierno, cuando
1 Quiere decir impreso.
2 Quien conoce la auisteridad del hombre,
comprende la cantidad de broma que se encierra en
esta frase.
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