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Las dos cosas más importantes eran estipular el
contrato con la Sociedad Enológica y obtener la
autorización de Roma; la primera era urgente, la
segunda de ley. El contrato de compraventa se
firmó el 30 de abril, por el precio de treinta mil
liras 1; las otras formalidades secundarias se
cumplieron en los días siguientes; por lo cual
((**It13.191**)) pudo
el Beato escribir el 5 de mayo a la señora
Francisca Pastore de Valenza, cooperadora
salesiana: <>. El Siervo de Dios estaba
contentísimo de la operación; en efecto, en los
párrafos que preceden a las palabras citadas,
después de hablar de la gestión para la admisión
de un muchacho en el Oratorio, seguía diciendo:
<>.
Don Bosco no tuvo prisa para las escrituras; no
quería que los acreedores le pusieran entre la
espada y la pared, aunque era su intención no
retrasar demasiado el pago. El 2 de mayo escribía
a la condesa Corsi en estos términos: <>.
De cómo actuaba <> en asuntos de
esta índole, nos dan prueba tres cartas suyas al
canónigo Eduardo Martini, de Alassio. Este había
ido a América cuando era joven, y había ejercido
el ministerio parroquial durante quince años en
Azul, cerca de Buenos Aires. Al regresar a su
patria, como disponía de una discreta fortuna,
pudo proporcionarse las comodidades que se suelen
desear para ((**It13.192**)) ir
serenamente al encuentro de la vejez. En su
primera entrevista con él preguntóle don Bosco qué
hacía.
1 Véase: Apéndice, doc. n.° 21
(**Es13.171**))
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