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la traducción del Giovane Provveduto, que ya se
está imprimiendo, la traducción de la Chiave del
Paradiso; la casa de las Hijas de María
Auxiliadora, son obras por las que siempre se
amará y venerará su nombre, por quien se rezarán
cada día oraciones especiales mientras dure la
Congregación Salesiana. Usted ha sido inscrita en
el catálogo de nuestras insignes bienhechoras y
cada mañana en todas las casas de nuestra
Congregación (hay en ellas más de quince mil
alumnos), se harán oraciones especiales para que
Dios piadoso colme de gracias a su hermano don
Juan, conceda la gracia que se desea por la gran
caridad dispensada. Con un rasgo de suma bondad se
dedica ahora a traducir algunas de mis obritas, y
yo no quiero que trabaje gratuitamente. Las almas
que estos libros ganarán al Señor servirán para
aumentar el caudal de obras buenas y la corona de
gloria, que los ángeles ya le tienen preparada en
el cielo.
Pero la obra que le proporcionará gran mérito
ante Dios y ante los hombres es la de las Hijas de
María Auxiliadora. Don Juan Cagliero ya ha hecho
la elección, y las seis designadas estudian
afanosamente el castellano y se preparan para
partir el próximo noviembre.
Pero todas las hermanas del novel Instituto
ruegan desde ahora por usted, que hace su primera
fundación en América del Sur. Tal vez no comprenda
suficientemente el valor de la obra que hace.
Fundar un instituto educativo en un país significa
hacer un favor muy señalado a los ciudadanos de
hoy y a los que vendrán después de nosotros.
La expedición para América del Sur es de
cuarenta, entre hermanas y salesianos, casi veinte
irán en la próxima expedición acompañados por
monseñor Ceccarelli; los demás partirán poco
después con don Juan Cagliero, salvo que algún
imprevisto haga cambiar el proyecto. Espero poder
escribirle más cosas dentro de poco. La recordaré
cada día en la santa misa. Ruegue usted por mí,
que siempre seré en Jesucristo,
Turín, 13 de septiembre, de, 1877.
Su humilde servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
2. Al reverendo Rafael Yeregui
Se trata del ya conocido secretario de monseñor
Vera, factótum en la fundación del colegio de
Villa Colón. Con verdadera efusión del ((**It13.178**))
corazón responde aquí el Beato especialmente a una
carta del 6 de agosto, en la que don Rafael
Yeregui ensalzaba la obra de los salesianos del
colegio Pío y lamentaba mucho la salida de don
Juan Cagliero. <>. Después,
interpretando el sentir de muchos, expresaba el
deseo de que don Bosco lo volviese a enviar pronto
y bien acompañado.
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