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cenar. Sin embargo, recuerda que la salud es
necesaria, y, por tanto, haced lo que podáis. Os
ayudarán los operarios que enviaremos desde aquí y
los que vosotros os busquéis ahí.
Dirás a todos nuestros buenos hijos Daniele,
Rabagliati y los demás, especialmente a mi querido
don Juan B.¦ Baccino, que os recomiendo a todos en
el Señor cada mañana en la santa misa.
La gracia de Nuestro Senor Jesucristo esté
siempre con vosotros y créeme, o mejor, creedme en
Jesucristo
(Sin fecha)
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D. Se compró una casa en Nizza Monferrato
adonde será trasladada la casa de Mornese con gran
ventaja, según espero.
Es bonito ver cómo el encariñado cooperador
seguía paso a paso a los salesianos en sus
empresas. Así aquí se dedica a hablar con íntima
complacencia de la próxima misión de don Juan
Cagliero en una colonia italiana de Entre-Ríos;
pero él no había recibido todavía en San Nicolás
la noticia de que ya era cosa hecha. Don Juan
Cagliero, acompañado por el clérigo Rabagliati,
había visitado en aquella región a la numerosa
colonia italiana de Villa Libertad, a unas
trescientas millas de Buenos Aires. Fueron catorce
días, del 12 al 26 de abril; más arduos todavía
por las lluvias que duraron diez días 1. Fue
notable para él el hecho de que fuera a visitarle
uno de aquellos caciques, a los que ((**It13.168**)) el
Gobierno había dado el título de coroneles y fue
para recomendarle cuatro bautizos. Le devolvió la
visita; tuvo que hacer media jornada de camino a
caballo, molestia a la que se sometió de buen
grado para multiplicar los contactos con los
indios. Los frutos recogidos, muy inferiores a la
necesidad, le hicieron exclamar: <<íAh, se
requieren misioneros, misioneros, misioneros! De
lo contrario se pierden las almas como los
animales del campo>>.
A la comunidad de Buenos Aires le tocaba
trabajar tanto como las otras dos. La escuela de
artes y oficios, abierta en el mes de abril, como
ya se dijo, se inauguró solemnemente a finales de
septiembre. Distaba casi dos kilómetros de la
iglesia Mater Misericordiae. Como tenía carácter
provisional, no se le dio nombre definitivo,
aunque por la cooperación que prestaban los socios
de las conferencias de San Vicente de Paúl,
comúnmente se llamaba hospicio de San Vicente de
Paúl.
1 Puede leerse su descripción en el primer
número del Bollettino Salesiano, agosto 1877, en
dos cartas de don Juan Cagliero.
(**Es13.151**))
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