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((**Es13.149**) después origen a oratorios festivos normales en las parroquias de la ciudad, donde los antiguos alumnos seguían ejerciendo su celo siempre bajo la inspiración y según las orientaciones de don Luis Lasagna. De esta manera pudo formar una organización de los oratorios festivos presidida por el antiguo alumno doctor Lenguas y mantenida con vida gracias a un pequeño reglamento titulado <>. ((**It13.165**)) Hay en nuestros archivos una carta de un socio de la compañía, alumno de bachillerato, y dirigida a don Bosco, que es todo un documento del espíritu que reinó en aquel colegio desde los comienzos. El muchacho, acostumbrado a todas las comodidades de la vida doméstica, por ser hijo de padres millonarios, se adaptó de tal manera a la modesta vida colegial que se encontraba en ella como en su propio elemento y bendecía a Dios que lo había llevado a aquel colegio 1. Es mas, cuando terminó el bachillerato no quiso separarse de sus educadores, sino que entró en el noviciado salesiano, recientemente abierto, y llegó a ser un óptimo hijo de don Bosco. Hablamos de don Mario Migone, sacerdote siempre enamorado de la Congregación y lleno de celo por el bien de las almas. El colegio Pío, aunque amplio, no pudo admitir el primer año a tantos alumnos como pedían entrar, por lo cual el Director comenzó en seguida a agrandarlo. Pero se comprobó también muy pronto, al inaugurar el curso escolar, que allí empieza en marzo, que el trabajo era mucho y los operarios pocos. Además, los amigos estaban mas preocupados que los salesianos. Ellos, que no sabían todavía lo grande que era la actividad de los hijos de don Bosco, no querían creer que se pudiese ir adelante en aquellas condiciones y temían por la salud de los hermanos, y por el buen nombre del Instituto tan bien encaminado; por lo cual instaban a don Juan Cagliero para que enviara oportunos refuerzos 2. Estos llegaron, pero al año siguiente; mientras tanto, los temerosos amigos tuvieron una prueba de la actividad incansable del beato don Bosco transfundida a sus hijos. La comunidad de San Nicolas con sus cuatro sacerdotes, tres clérigos y seis coadjutores, sostenía el internado, las escuelas municipales, el oratorio festivo y la capellanía del hospital. El edificio, una vez terminado, se levantaba imponente sobre un alto, con sus pórticos y patios, entre una ancha corona de esbeltos pinos, frente a un bellísimo jardín y con un precioso huerto muy bien ((**It13.166**)) cultivado. Los que 1 Véase: Apéndice, doc. n.° 16. 2 Véase: Apéndice, doc. n.° 17 (A, B). (**Es13.149**))
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