Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es13.132**) monseñor Birarelli. íResultaba que el cura al que había ayudado a misa era don Bosco! El Beato pasó revista a los alumnos: se paraba a preguntar, decía alguna palabrita y regalaba a todos un librito de las Verdades Eternas. Pero cuando llegó a Marconi, dio un paso atrás, clavó en él los ojos como para verlo mejor, y dijo: -íNosotros nos conocemos! íBravo, bravo! Y después, volviéndose al Director siguió diciendo: -Monseñor, le recomiendo este muchacho; andando el tiempo, le podrá prestar su ayuda. Al enterarse de que el muchacho era sobrino del Director, añadió: -íMejor todavía! Su Instituto empieza ahora a vivir y a surcar un mar lleno de tormentas y peligros. Los pilotos jóvenes pueden ser más útiles que los viejos, con tal de que sean valientes y expertos. Creció el joven, llegó a sacerdote, y fue precisamente para el Instituto el buen piloto vaticinado por don Bosco, siempre al lado de los varios directores, luchando valerosamente contra fuertes huracanes, hasta conducir sana y salva la nave al puerto 1. ((**It13.145**)) Después de la escapada a Milán, donde se hospedaron en casa del gran amigo el abogado Comaschi, nuestros viajeros hicieron su entrada en el Oratorio el 26 de junio por la tarde. íFue una entrada triunfal! Todos los alumnos formaban filas desde la portería hasta los pórticos, dejando paso por medio. Desde la entrada hasta las habitaciones de los huéspedes flotaban al viento las banderas argentinas blancas y azules, alternando con las pontifícias y las italianas. También estaban empavesadas las barandillas de las galerías. Decoraciones variadas adornaban las paredes del edificio, y en el lugar que señalaba la división entre el patio de los estudiantes y el de los aprendices alzábase un arco triunfal trazado con gusto y todo él festoneado y luciendo farolillos de diversos colores. Los músicos con sus instrumentos esperaban a pie firme delante de la puerta principal. Al sonido fuerte y vibrante de la trompeta se produjo un silencio universal, y apareció en el umbral la imponente figura del Arzobispo con don Bosco a la derecha y su Vicario General a la izquierda; detrás venían sus sacerdotes. Al punto entonó la banda el himno argentino y los vítores de mil voces llenaron los aires de alegría. Cuando se movió el cortejo, los jóvenes doblaron la rodilla, para recibir la bendición y se santiguaron. Los huéspedes pasaron por entre la multitud de jóvenes alborozados, subieron al primer piso y, después de unos minutos, el grupo de personajes se asomó a la galería. Estallaron 1 L'Ordine de Ancona, 12 de febrero de 1825. (**Es13.132**))
<Anterior: 13. 131><Siguiente: 13. 133>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com