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muy elocuentemente el abate ((**It13.133**))
Piccard, director de la peregrinación. Después, y
por iniciativa de la Juventud Católica, se sirvió
a los peregrinos un refresco en los mismos locales
del Oratorio, desde donde se encaminaron a la
estación para la salida. A los jóvenes se les
había enseñado el grito de Vivent les pŠlerins
français, que resonó muchas veces produciendo un
efecto muy simpático.
El último día de mayo llegó un telegrama desde
Gibraltar anunciando a don Bosco que el Arzobispo
de Buenos Aires desembarcaba en Génova el día
primero de junio 1. Monseñor León Federico Aneyros
llegaba a la cabeza de la delegación argentina
para ofrecer al Padre Santo el homenaje de los
católicos de aquella floreciente república. El
Beato, que ya estaba informado de su viaje, se
había apresurado a buscarle en Roma un alojamiento
conveniente, y ahora, ante la noticia de su
próxima llegada, se alegró muchísimo. Hablaba de
ello con todos y con expresiones de vivo júbilo.
El día primero de junio salió para Sampierdarena.
Ignoramos los detalles del desembarco; sólo
sabemos dos cosas: que Su Excelencia fue huésped
del Arzobispo de Génova y que vio a don Bosco el
día 3 por la mañana 2. Se encontraron en la
iglesia pública de San Cayetano. Había llegado el
Arzobispo mientras don Bosco acababa de celebrar.
Iba el director, don Pablo Albera, a la sacristía
para avisarlo, pero monseñor Aneyros lo detuvo
diciéndole:
-No se moleste a un santo mientras está con
Dios después de la santa misa.
Así aguardó a que él saliese de la sacristía y,
íentonces, qué conmovedora escena! El aprecio que
el insigne Prelado profesaba al Siervo de Dios y
la gratitud del Siervo de Dios al Arzobispo se
expresaron en un cordialísimo abrazo; después se
miraron, mudos y arrasados los ojos en lágrimas,
durante unos instantes, y se echaron de nuevo el
uno en brazos del otro. Los testigos del hecho
afirmaron y confirmaron después que don Bosco
nunca se había mostrado tan expansivo,
acostumbrado como estaba a dominarse
continuamente.
((**It13.134**)) Casi a
punto de salir para Roma, el Beato tuvo un
recuerdo para el conde Cays, ingresado hacía pocos
días en el Oratorio, para comenzar allí mismo su
noviciado.
Queridísimo señor Conde:
Tengo que salir hoy a las doce y media para
Roma. Rossi le dará noticias de los peregrinos
argentinos. Es un verdadero espectáculo. Me
interesa mucho que hable
1 Carta de don Bosco a monseñor Gastaldi,
Turín, 31 de mayo de 1877.
2 Carta de don José Rossi a don Miguel Rúa,
Sampierdarena, 3 de junio de 1877.
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