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((**Es13.104**) a ingresar en un instituto protestante. El muchacho, horrorizado por lo que allí oía contra los católicos, logró escaparse, pero le buscaron, le apresaron y fue devuelto a la fuerza. Logró escaparse por segunda vez y entonces precisamente tuvo la buena suerte de encontrarse con el director del Patronato, quien, al oír la triste historia, abrióle las puertas de su casa. El discurso de don Bosco pareció tan interesante que despertó la idea de publicarlo, para que se conociera mejor en Francia la obra del Patronato. No le desagradó el pensamiento, antes al contrario, como suele suceder, reflexionando sobre ello, amplió el plan. En efecto, durante el viaje de vuelta, compiló un bonito opúsculo que hizo imprimir en la tipografía del Oratorio con el título: Inauguración del Patronato de San Pedro, en Niza (Francia). Después de describir brevemente la fiesta, colocó el discurso algo modificado en la forma, y añadió a continuación una novedad que resultaba ser una espléndida primicia, a saber, una serie de artículos sobre el sistema preventivo, que, con alguna variante, reaparecieron al poco tiempo encabezando el Reglamento de las casas 1. Más adelante, hablando de este trabajito, dijo que le había costado varios días y que lo había rehecho tres veces. <>. ((**It13.113**)) A pesar de todo le parecía que el opúsculo podía hacer gran bien en Francia 2. En Francia y en todas partes, entonces y siempre, el humilde opúsculo tenía que hacer mucho bien con el apéndice colocado allí casi como simple relleno, casi como si el autor mismo no midiera todo su alcance. La pedagogía contemporánea teorizaba mucho, pero actuaba muy poco; su escasa fecundidad procedía del hecho de sacar sus elementos de puros dictámenes de la filosofía natural; por tanto, eran principios racionalistas y espíritu positivista los que daban forma substancial a su orientación. Don Bosco, sin ningún entono doctrinal, sin la menor pretensión de haber descubierto el secreto del arte educativo, inspirándose en el Evangelio y en las enseñanzas de la Iglesia, supo hermanar armoniosamente los medios sobrenaturales de la gracia con las normas de la filosofía natural y dar vida de este modo a un método 1 Apéndice, doc. 10. Encerramos aquí entre paréntesis las añadiduras y modificaciones introducidas posteriormente e imprimimos en cursiva las cosas omitidas después. 2 Crónica de don Julio Barberis, 22 de abril de 1877. (**Es13.104**))
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