((**Es12.92**)
italianos y la mayoría de los sacerdotes italianos
que aquí vienen, se me opríme el corazón al
decirlo, vienen para ganar dinero y nada más.
Creo, pues, convenientísimo, tomen sus hijos la
dirección de la iglesia italiana que aquellos
buenos hermanos les ofrecen. Así prestarán un
servicio inmenso no sólo a los italianos, sino
además a los nuestros>>.
Don Juan Cagliero no se quedó mano sobre mano.
Comenzó enseguida a predicar en la iglesia de la
Misericordia, celebrando en ella la novena de
Navidad con extraordinario concurso de fieles. Sus
sermones del triduo tomaron el cariz de una
verdadera misión, como las que se dan en nuestros
pueblos. Ayudábale don Juan Baccino, que se quedó
en Buenos Aires ((**It12.99**))
juntamente con el coadjutor Esteban Belmonte. Fue
tan grande el número de los que querían confesarse
que, para complacer a todos, ya que sólo eran dos
los confesores, se prolongó aquella especie de
misión durante todo el octavario de Navidad.
Don Juan Cagliero adquirió gran fama 1 con sus
sermones; y también el título de doctor en
teología y compositor de música aumentaban la
estimación y atención sobre el Superior de los
Saleses 2.
A monseñor Alberti, Obispo de La Plata, le
gustaba recordar cuando hablaba con los nuestros
un hecho de su niñez, que se refiere precisamente
a los inicios de los Salesianos en Buenos Aires.
Había un buen número de chiquillos, que se
apiñaban en la iglesia Madre de la Misericordia
para ayudar a misa y servir en las sagradas
funciones, pero armaban mucha bulla en la
sacristía y todo lo ponían patas arriba; por ello
los italianos de la Cofradía, molestos por su
alboroto, los amenazaban a menudo diciendo:
-íAhora vienen los padres Salesianos y ya
veréis cómo os harán estar quietos! íEllos os
pondrán las peras a cuarto! íAcabaréis de una vez
con tanto bochinche!
A fuerza de oírles repetir siempre el mismo
tema, los muchachos se habían formado la idea de
que los Salesianos eran unos curas terribles, que
les iban a dar sabe Dios qué zurriagazos. Con
estos antecedentes se comprende que los pobrecitos
no quisieran tomar parte en la alegría común del
14 de diciembre. Mientras numerosos italianos iban
1 El diario El Católico Argentino en el número
del 25 de diciembre, publicaba un artículo
titulado <>, en
el que se leía: <>.
2 Saleses. Así comenzaron a llamarles. (N. del
T.)(**Es12.92**))
<Anterior: 12. 91><Siguiente: 12. 93>