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estudio y morum probitas (honradez de costumbres).
Si no se tiene inclinación, es inútil todo lo
demás, a no ser que, como ocurre muchas veces,
esto sea sólo por timidez; en cuyo caso se puede
muy bien alentar a ir adelante. Por lo que toca al
estudio, atiéndase al resultado de los exámenes.
Queda luego la honradez de costumbres. Esta es
absolutamente necesaria; a no ser que uno quiera
vivir en riguroso retiro y sea siempre buena su
conducta, salvo el caso en que sean las ocasiones
las que lo arrastran al mal camino.
Ahora diré alguna de las industrias, que pueden
ayudar mucho a cultivar las vocaciones, aunque
algunas puedan parecer insignificantes.
1.¦ Frecuente recepción de los sacramentos; y
no me detengo en este punto, porque todos saben lo
útil que resulta. Esto es lo normal en nuestras
casas.
2.¦ Es necesario mucho cariño con los muchachos
y tratarlos bien. Esta bondad de trato y este
cariño deben ser el rasgo característico de todos
los Superiores, sin excepción. Todos juntos
lograrán atraer a uno, pero basta uno para alejar
a todos. íOh, cómo se encariña un muchacho, cuando
se ve bien tratado! Pone su corazón en manos de
los Superiores.
3.¦ No sólo hay que tratarlos bien, sino que, a
un mayorcito que ofrece alguna esperanza, debe
concederle el Superior mucha confianza. Debe, por
ejemplo, tomarlo aparte y decirle:
-Mira, amigo mío, necesito que me hagas este
trabajito, que me copies esta hoja (y puede ser
algo sin la menor importancia y que no necesitamos
para nada), pero necesito que nadie lo sepa. Si te
parece que puedes hacerlo en el salón de estudio
cuando no están los demás o cuando nadie te vea,
bien; de lo contrario, vete a tal sitio, habla con
tal superior que te indique un lugar y después,
cuando hayas terminado este trabajo, me lo traes.
Parece una nonada insignificante; pero el
llamarlo aparte, el dar importancia a la cosa, ese
no sé qué de secreto, hace que el muchacho quede
atraído irresistiblemente hacia el superior y
haría cualquier sacrificio por él y apega el
corazón a quien supo ganárselo de esta manera.
También ayudará, por ejemplo, tomar aparte a un
muchacho y decirle:
-Necesito que me hagas estos días un favor muy
grande, >>serías capaz de hacer un par de
comuniones verdaderamente fervorosas según mi
intención?
Contestará afirmativamente.
-Elige los días a tu gusto; pero me agradaría
saberlos para que podamos unir nuestras oraciones.
-Elegiría tales días.
-Muy bien; cuando hayas comulgado las dos
veces, ven a decírmelo y entonces, si puedo, te
diré el motivo.
Ese muchacho queda medio conquistado con este
rasgo de afectuosa confianza. Cuando vuelva,
después de comulgar, ((**It12.89**)) se le
podrá decir por ejemplo:
->>Sabes qué gracia tenía yo tanto interés en
alcanzar?
-No.
->>Quieres que te la diga? Mira, hacía yo
oraciones especiales y he querido que también las
tuyas estuviesen unidas a las mías, porque quería
pedir al Señor por mi santidad y por la tuya; y
que nos haga santos a los dos; que, unidos
siempre, materialmente en esta tierra, podamos un
día estar juntos en el cielo. >>Te gusta así?
>>Quieres comprometerte muy de veras para que sea
así? íAnimo! Yo seguiré rezando, para que la
empresa, que hemos comenzado, siga adelante
prósperamente; y tú también rezarás para este fin,
>>verdad?(**Es12.83**))
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