((**Es12.82**)
Otra cosa os diré, ahora que la recuerdo. Al
volver a vuestros colegios, avisad a los hermanos
que se trata de formar una nueva expedición para
las Misiones de América. Quien desee formar parte
de ella que haga la petición; y el que ya la
hubiese hecho, si persevera en el deseo de ir, que
la renueve. Bastará que me escriba una cartita en
este sentido: Si hace falta, yo estoy dispuesto a
ir a las Misiones. De este modo se pueden
proporcionar a las Misiones las personas que la
Congregación cree oportuno enviar, y, al mismo
tiempo, se envía sólo a los que decididamente lo
desean, sin forzar a ninguno a dar este paso. Si
uno ya hizo la petición, conviene que la repita,
escribiendo, por ejemplo, la siguiente frase: Yo
soy siempre del ((**It12.87**)) mismo
parecer.
Muchos vienen al Oratorio expresamente para tener
la oportunidad de ir a las misiones y es
conveniente contentarlos. Por ejemplo, Allavena me
dijo llanamente para ingresar en la Congregación:
-Si usted cree que puede servirse de mí para ir
a misiones, ingresaré en la Pía Sociedad; éste es
verdaderamente mi deseo.
Y vino de perlas que estuviese tan decidido
para cualquier caso, pues como alguno se retiró en
el momento de la partida, Allavena, sin decir
palabra, se encontró preparado.
También los clérigos pueden hacer esta
petición, con tal de que estén verdaderamente
resueltos. Pero nosotros iremos siempre despacio
antes de interrumpir sus estudios.
No hace falta que repita nuevos avisos para que
se cultiven mucho las vocaciones al estado
eclesiástico. Este es el fin principal, al que
ahora tiende nuestra Congregación. La
extraordinaria escasez de clero, que se deplora
cada año más, es el mayor mal que actualmente nos
amenaza. Lo que deseo deciros son unas normas o
santos ardides para cultivar con provecho estas
vocaciones. Investíguese, pues, quiénes son los
que se sienten inclinados hacia la Congregación,
pero no se empuje a ninguno para ingresar, antes
al contrario, déjese en completa libertad al que
desea entrar en el Seminario y esperemos, con tal
de que sean aptos, que obtengan mucho fruto con su
apostolado. Pero, >>qué se le debe responder a
quien pidiere, sobre todo si el que pregunta está
dudoso y se inclina más hacia el clero secular que
a ingresar en la Congregación? He aquí lo que yo
creo es un gran consejo. Cuando se ve que un
joven, bastante bueno en el colegio, suele cometer
alguna falta grave contra la moralidad durante las
vaciones, y que, al regresar al colegio, arregla
las cuentas de su alma y durante varios meses y
aun todo el curso no tiene que acusarse de nada en
este punto, si éste desea ser sacerdote, el
consejo que ciertamente le daría yo, sería éste:
-Si quieres ser sacerdote y vivir en el mundo,
te equivocas; no te hagas sacerdote, o bien, entra
en un Congregación u Orden religiosa.
Esto es evidente; porque, si se hace clérigo y
va al Seminario, >>cómo resistirá durante las
vacaciones tan largas y desastrosas?
Por el contrario, si está retirado, entonces
puede que, con menos peligros y más ayuda de
lecturas, meditaciones, sacramentos, se mantenga
fácilmente en gracia. Si, en cambio, se hace
clérigo para la diócesis sucederá lo que vemos les
pasa a muchos, que visten la sotana y al poco
tiempo la dejan, o que los Superiores
eclesiásticos se ven obligados a mandársela
quitar.
En este caso dígase lisa y llanamente en la
confesión a ese joven:
-Si te gusta la vida retirada, hazte capuchino,
dominico, o cartujo; ven con nosotros, haz como
más te guste y así, lejos del mundo, podrás hacer
mucho bien para ti mismo y salvar almas, pero no
te aconsejo el seminario; quédate más bien de
seglar; un buen seglar puede alcanzar muy bien su
eterna salvación.
((**It12.88**)) Yo creo
que, para la vocación, son absolutamente
necesarias tres cosas. Inclinacion,(**Es12.82**))
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