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((**Es12.81**) generales de los años anteriores, para juntarlas todas e imprimirlas. El Beato dio su aprobación; sólo pidió que, antes de pasarlas a la imprenta, se las presentaran a él, porque deseaba eliminar alguna expresión dura, ya advertida. -Mientras sea posible, dijo, evítense siempre los choques y váyase adelante poquito a poco. Después comenzó a hablar así: Voy a decir ahora dos cosas, que me había propuesto deciros antes de que cada uno se vaya para su propio colegio; y, después, ya me diréis lo que se acordó en las conferencias de los días pasados y me sugeriréis lo que os parece se debe hacer para mayor gloria de Dios y bien de la Congregación. Lo primero que deseo advertiros es esto. Dispongan los Directores que, cuando yo voy a visitar las casas, pueda hablar con todos los miembros de las mismas, esto es, con todos los hermanos de nuestra Congregación: que no quede uno, con quien yo no pueda hablar. Facilíteseles el conversar con don Bosco, anúnciese previamente mi llegada y el deseo que tengo de hablar con todos. Por consiguiente, comuníquense a los hermanos las horas que se fijan para la audiencia y se exhorte en general a que, quien tuviese algo ((**It12.86**)) especial que decirme se prepare para manifestar libremente todo su corazón. Mi fin principal en estas visitas es quitar la animosidad, que algunos pudieran tener con el Director. En estas circunstancias hablan conmigo de buena gana, descubren sinceramente su corazón y yo puedo arreglarlo todo en paz. El Director, por su parte, quitará las causas que puedan haber producido estos descontentos, y así quedará restablecido el orden de la caridad. Ocurre a menudo que alguno cree que el Director le mira con malos ojos y supone que el Superior tiene algún no sé qué contra él, mientras que el Director no tiene nada en absoluto en su contra, ni sospecha siquiera que el hermano tenga este prejuicio. Semejante aversión, aunque a menudo no manifestada, dura meses y meses. Ahora bien, cuando yo voy de visita, si estos tales no tienen oportunidad para hablarme, creen que el Director ha dispuesto así las cosas y se entristecen todavía más. En algunos colegios me sucedió que, varias veces seguidas, no pude, por diversas causas, hablar con alguno, el cual me escribió después cartas realmente dignas de compasión, que casi sobrepasaban los límites de la violencia, cuando todo había sucedido impensadamente. En la situación en que se encuentran nuestros colegios, toda la vida de los socios está personificada en el Superior. Diría que una sola mirada suya, puede consolarlos o entristecerlos; es preciso, por tanto, que cada uno de vosotros se esfuerce por ser afabilísimo con todos y dar pruebas a cada uno de especial afecto. Para que mis visitas resulten más provechosas, bueno será que se me dé una nota de los hermanos que hay en casa, para que yo sepa a quién vi, y a quién no vi todavía. Es más, será mayor el provecho, si cada nombre de esta nota lleva su apostilla. Por ejemplo: convendría que a fulano le hablase de esto o de aquello; éste necesita una palabra de aliento sobre tal punto; a éste hay que frenarlo respecto a tal cosa, o amonestarlo por tal defecto. Yo procuraré proceder con prudencia y cumplir los deseos del Director, de modo que el hermano no se dé cuenta de ello, y sirviéndome del aviso sólo cuando yo juzgue que será para mayor gloria de Dios. De este modo las visitas resultarán verdaderamente provechosas.(**Es12.81**))
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