((**Es12.78**)
espontáneamente y no coacte (a la fuerza). Los
subalternos deben comprometerse a rodear, ayudar,
sostener, defender a su Director, cerrar filas en
torno a él y ser una sola cosa con él. No hagan
nada independientemente de él, porque haciéndolo
así, dependen de las Reglas y no de él.
No quiero decir con esto que no se actúe en
cada uno de los momentos, sin el consentimiento
del Director; así, por ejemplo, el que barre, no
tiene que ir a preguntar al Director después de
cada habitación que barre, qué otra debe limpiar;
el que da clase, no tiene que ir a preguntar al
Director, cada vez que termina la traducción de un
autor o de un capítulo, qué otro libro debe
explicar; y asimismo, ((**It12.82**)) el
cocinero no tiene que ir a preguntar todos los
días al Director qué plato ha de preparar para la
comida o para la cena; pero, entiendo que todos
deben regularse por los avisos y las normas que ha
dado el Director; y que en las cosas, que deben
hacerse en general o en los casos imprevistos, no
se proceda a capricho, sino que siempre se tenga
la vista puesta en el centro de unidad.
Por lo demás, en las cosas ordinarias y de cada
día saben todos muy bien qué es lo que conviene a
su cargo sin tener que acudir al Superior, tanto
más cuanto que cada casa tiene ya reglas fijas
para el desempeño de cada atribución. Todos tienen
en su poder las Reglas; procure, pues, cada uno
cumplir su deber, tal como lo pide el cargo que le
fue asignado, como buen cristiano y buen
religioso.
íVoy a terminar! Ha llegado el momento de tener
que volver a separarnos. >>Qué pensamiento os dará
don Bosco, que nos sirva para conducirnos
rectamente ahora en el presente, y siempre en el
porvenir? Tengo un gran pensamiento que
manifestaros, muy útil para todas las casas, que
debe servir de guía, especialmente este año y
siempre;
un pensamiento que, si lo seguís, hará florecer
nuestra Sociedad. Este pensamiento se expresa con
una sola palabra: OBEDIENCIA.
Procure, cada cual en su esfera, ser obediente
a las Reglas y a los mandatos de los Superiores.
Hágalo cada uno por su cuenta y promuévase entre
los demás hermanos. Incúlquese esta virtud en los
inferiores, en los alumnos, en todos. Cuando en
una comunidad o Congregación reina esta virtud,
todo marcha bien.
Toda la religión, decía un gran Santo, consiste
en la obediencia, pues ella engendra todas las
virtudes y las conserva. Seamos obedientes y
tendremos paciencia, caridad y pureza, que es muy
particularmente el premio de la humildad.
Por tanto, sea la obediencia el tema de las
lecturas, de los sermones y de muchas
conferencias. Lea cada uno y vuelva a leer
atentamente el capítulo de nuestras Reglas, donde
se habla del voto de obediencia; es más, apréndase
de memoria este capítulo.
Y el punto más importante, en torno al cual
debe versar nuestra obediencia, es el de las
prácticas de piedad, que son como el alimento, el
sostén, el bálsamo de la virtud misma. Mande el
Director que se lea bien este capítulo, procure
observarlo y hágalo observar. La obediencia,
especialmente en cuanto se refiere a las prácticas
de piedad, es la llave maestra del edificio de
nuestra Congregación, es la que lo sostendrá.
No quiero entreteneros más. No hace falta que
diga más cosas; sólo quiero exponeros todavía,
antes de terminar, otra reflexión para que todos
nos animemos a recorrer generosamente nuestro
camino. Si un pobre sacerdote, sin nada y aún
menos que nada, contrariado por todos y por todas
partes, pudo llevar las cosas hasta el punto donde
hoy se encuentran; si, repito, uno solo hizo todo
lo que estáis viendo, y lo hizo sin nada, >>qué
bien esperará el Señor de trescientos treinta
hombres, sanos, fuertes, de buena voluntad, ricos
en ciencias y ((**It12.83**)) con los
poderosos medios que ahora poseemos? >>Cuánto
podréis hacer apoyados en la Providencia?
El Señor espera de vosotros grandes obras; yo
las veo claramente, esparcidas por(**Es12.78**))
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