((**Es12.75**)
saber nada de orden y disciplina, hacían burla a
las cosas religiosas, de las que eran
ignorantísimos, blasfemaban del santo nombre de
Dios y yo no podía hacer nada con ellos. Aquellos
muchachos eran realmente vulgares y groseros y
armaban continuas reyertas y pedreas. Las cosas de
entonces eran más bien buenos deseos que
realidades.
En este mismo lugar y por los alrededores había
campos de maíz, de coles, alguna huerta, y nada
más. Se levantaba en medio una casucha, o mejor,
una covacha o taberna: era pobre por fuera, pero
aún más por dentro. íEra una casa de inmoralidad!
Un pobre cura, solo, abandonado por todos y peor
aún que solo, porque era despreciado y perseguido,
tenía la vaga idea de hacer una obra buena, aquí,
precisamente en este lugar, en favor de los
muchachos pobres.
Esta idea me obsesionaba, pero no sabía cómo
realizarla; sin embargo, no se apartaba nunca de
mí, era como el norte y guía de todos mis pasos y
acciones. Yo quería hacer el bien, hacer mucho
bien y quería hacerlo aquí. Parecía entonces un
sueño el pensamiento del pobre cura, mas a pesar
de todo, Dios lo realizó, cumplió los deseos de
aquel pobrecito.
>>Y de qué manera dispuso que se encarnase este
deseo? Apenas podría deciros cómo se hizo todo
esto. Ni yo mismo lo comprendo. Sólo sé que Dios
lo quería. Veo iglesias, muchos edificios, un
sinnúmero de muchachos recogidos, tantos
sacerdotes y clérigos que me rodean, tantos
Directores de Casas junto a mí. >>Cómo se ha hecho
todo esto? Veo los grandes sacrificios que se
debieron hacer; debieron ser intrépidos los que me
seguían, para no rendirse; pero después de todos
aquellos esfuerzos, ahora vemos el fruto. Miles de
jóvenes reciben el pan de la palabra de Dios,
están aprobadas las reglas, establecida la
Congregación, son muchos los socios, se mantiene y
aumenta el espíritu. íDése gloria a Dios!
Mas, al llegar aquí, siento que me corta el
paso una grave objeción:
-íSí, don Bosco! Todo marcha muy bien, pero
mientras tanto la parte económica está en pésimo
estado. Obras por todas partes, por doquiera
gastos enormes, >>cómo se puede ir adelante
todavía sin recursos? >>Dónde encontrar el dinero?
Corremos el riesgo de la quiebra.
íEh! Debo responder que, si yo tuviese que
mirar las cosas sólo de tejas abajo, y con lo que
tengo en la palma de mi mano, me sentiría tentando
de ceñirme la cabeza con un pañuelo blanco,
disfrazarme e ir a sepultarme en la soledad de la
Tebaida sin aparecer más en sociedad; porque no
veo la manera de arreglar nuestros asuntos con
medios humanos. Pero, estamos acostumbrados a
alzar los ojos ((**It12.79**)) hacia
arriba y confiar en la Providencia, la cual no nos
falta. >>Y cómo conseguir su socorro? Por el
pasado podemos calcular perfectamente el porvenir.
En el pasado nos asistió la Providencia y
esperamos que nos asista en el porvenir. Nos hemos
encontrado otras veces en las condiciones que hoy
nos encontramos, es más, podemos decir que ésta es
nuestra permanente condición. Añadiré que nos
hemos encontrado en casos peores y >>nos faltó
alguna vez la Providencia? íNunca! Siempre hemos
salido con honra de nuestros apuros. Si miramos
atrás, hemos de ver en el pasado una prenda de
seguridad absoluta para el porvenir. >>Cómo se
hizo hasta el presente para caminar? íHemos
confiado ilimitadamente en la divina Providencia!
íY ésta no nos faltó nunca!
Tampoco nos faltará ahora. >>Cuándo y en qué
podría faltarnos la Providencia? íEn un solo caso!
Cuando nos hiciésemos indignos de ella, cuando se
malgastase el dinero, cuando fuese a menos el
espíritu de pobreza; es decir, cuando las cosas
empezasen a marchar mal por no cumplir las
obligaciones que nos impone nuestra vocación.
Pero, mientras vea lo que ahora veo, cómo se hacen
por doquiera sacrificios y esfuerzos para
economizar de todas las maneras posibles, y cuán
grande y desinteresado es el(**Es12.75**))
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