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esfuerzos y trabajos, al ver cómo los bendice el
Señor. El número de los que ingresan en la
Congregación, demos siempre gracias al cielo, es
algo muy satisfactorio. Son ya trescientos treinta
los socios que la componen, como se aprecia
exactamente en el catálogo que estos mismos días
se está imprimiendo. Ciento doce de ellos están
ligados con votos perpetuos, ochenta y tres con
los trienales. Los novicios son muy numerosos y
también hay varios aspirantes.
Hay, además, otro Instituto religioso, que nos
ayuda mucho, dedicado al cuidado de las muchachas,
lo mismo que nosotros nos dedicamos a la educación
de los muchachos. Es el Instituto de las Hijas de
María Auxiliadora, unido a nuestra Congregación,
que cuenta con un poco más de cien religiosas.
Sumadas éstas a nuestros hermanos, se obtiene un
total de cuatrocientas cincuenta personas, que
trabajan para la mayor gloria de Dios y la
salvación de las almas, animadas por un mismo
espíritu, bajo la misma dirección y la misma
bandera. Estas Hermanas tienen, además de la casa
madre en Mornese, diócesis de Acqui, otra en Borgo
San Martino y este año se preparan para emprender
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vuelo a otros varios lugares. Pronto vendrán aquí
a Turín, para abrir una escuela en frente de la
iglesia de María Auxiliadora y atender a tantas
muchachas abandonadas como hay por estos
alrededores; muchachas necesitadas materialmente,
pues muchas veces andan todo el día fuera de casa
y casi sin comer, ya que sus padres no pueden
proporcionarles alimento, y moralmente porque
están expuestas a toda clase de peligros y no
tienen guía, ni instrucción que las salve.Se está
preparando también para las hermanas otra casa en
Alassio junto al colegio. No se puede abrir
todavía, porque hay que acabar algunas obras
urgentes; pero, ciertamente se podrá abrir en el
mes de marzo.
El 10 de este mismo mes abriremos otra casa en
Bordighera, Torrione Valle Crosia, pueblo
construido como por ensalmo y hoy muy extendido.
No había antes ni una casa en este lugar, todo él
cubierto de olivos. Hace muy poco se levantaron
allí algunas casas por razones comerciales, de
agricultura y de veraneo; siguieron haciéndose
casas y más casas y, actualmente, es una villa muy
populosa. Los protestantes consideraron aquel
lugar muy apto para sus fines, pues no había allí
curas, ni iglesias, ni escuelas, y fijaron su sede
principal. Abrieron escuelas para muchachos y
muchachas, asilos, colegio mixto. Repartían libros
y premios de toda clase y buscaban la manera de
pervertir a aquella población, que, por falta de
escuelas católicas donde colocar a sus hijos, los
envió a las de los protestantes, atraída
especialmente por el dinero, los premios y los
solícitos cuidados que ellos desenvuelven por su
bienestar y por la enseñanza. Así que ha sido
grande el estrago causado con las falsas doctrinas
en el pueblo y especialmente en la juventud. Y
eran grandes las dificultades a vencer para
contener tamaño mal.
El año pasado se concertó con el Obispo que
abriéramos una escuela católica y una iglesia en
aquella localidad. Ya está lista la casa y dentro
de unos días irá para allá don Cibrario, destinado
como director, juntamente con algún Salesiano para
que se encargue de las escuelas de niños, y
algunas Hijas de María Auxiliadora para las de
niñas. Enseñarán el catecismo a los muchachos y a
las muchachas y, mientras tanto, el Director podrá
esparcir por todo aquel pueblo la palabra de Dios
e impedir que la gente se envenene, bebiendo el
agua empozoñada del error protestante. El oratorio
festivo es el fin principal que nos lleva al
Torrione.
Nuestra Congregación ha avanzado más este año
con el vuelo hecho a América. Allí nos deseaban y
esperaban, y las últimas noticias enviadas por
nuestros misioneros nos anuncian que llegaron a
Buenos Aires, donde fueron recibidos con honor y
respeto y donde son muy queridos. El trabajo a
desarrollar en aquellos lugares es inmenso
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