((**Es12.71**)recibirlo
s. Al entrar en la iglesia, entonar una canción
piadosa, para cubrir los inevitables ruidos.
Había ciento veinte alumnos matriculados en las
escuelas diurnas, y no todos asistían con
asiduidad por incuria de los padres. Pero, desde
que se ordenaron los registros, y se comunicaba a
los padres las ausencias de sus hijos, ya
vigilaban un poco más su conducta. Unos sesenta se
confesaban cada sábado y cinco o seis comulgaban
todos los domingos.
Los aprendices de las escuelas nocturnas eran
muy buenos; a principio de curso había unas
cincuenta comuniones. Se les enseñaba catecismo,
lectura, escritura, aritmética y canto. Y se
insistía cada semana para que acudieran a
confesarse.
-Esto parece molesto, añadió don Domingo
Milanesio; pero se ha comprobado que les hace
muchísimo bien. En las solemnidades principales se
distribuyen hasta trescientas comuniones.
Concluyó don Domingo Milanesio su discurso con
una acción de gracias y un ruego. Agradeció
cordialmente a los Superiores la ayuda material
que prestaban al oratorio festivo y les rogó
encarecidamente que siempre lo tuvieran bajo su
directo patrocinio, ayudándolo también con sus
oraciones.
Por último llególe el turno al Oratorio
interno. Había correspondido informar a don José
Lazzero que hacía aquel año de vicedirector en
lugar de don Miguel Rúa. Pero, a petición del
mismo, el Capítulo Superior había consentido, en
la sesión del día 27 de enero, que siguiera don
Miguel Rúa dando el informe de la casa madre.
He aquí brevemente su relación, dividida en
cuatro partes, ((**It12.74**)) de
acuerdo con los grupos de personas, que componían
el Oratorio.
1.¦ Miembros de la Congregación. Progresaban en
el verdadero espíritu religioso y en la caridad,
lo cual debía atribuirse a la mayor regularidad en
el ejercicio mensual de la buena muerte, en la
meditación diaria, a las cinco de la mañana para
unos y a las nueve para los otros, en la lectura
espiritual de la tarde y en la lectura constante
durante la comida y la cena.
2.¦ Novicios. Aquel año vivían separados del
resto de la casa; todo lo tenían aparte: patio,
comedor, iglesia, dormitorio y sala de estudio.
Eran unos sesenta, número nunca alcanzado hasta
entonces. Se esperaba un buen resultado. Ardían en
celo por el propio bien y el del prójimo.
3.¦ Estudiantes. Eran muy numerosos y buenos.
Exito de los exámenes muy satisfactorio, lo mismo
en el Oratorio que fuera. Su espíritu(**Es12.71**))
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