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del título, pero a la derecha, y si se pone en el
fondo de la carta, entonces se colocará al lado
izquierdo del papel. Cuando se escribe a
personajes distinguidos, no se debe empezar la
carta en la parte superior del papel, sino que hay
que dejar la primera mitad en blanco. Asimismo, la
firma debe ponerse abajo, en el fondo del papel,
dejando en blanco la parte que queda entre el
cuerpo de la carta y la firma, la cual debe
ponerse siempre hacia la derecha. Las palabras de
despedida <>, van siempre a
la izquierda, inmediatamente después de la carta,
y precedidas de la consabida fórmula de respeto
<>, etc.
Creo que estas y otras cositas semejantes son
de mucha importancia, especialmente para los
clérigos y los socios de nuestra Congregación.
Recomiendo, pues, de nuevo a los directores
que, al regresar a sus casas, insistan sobre este
punto, también a los alumnos confiados a sus
cuidados. Si se observa esto cuidadosamente, acaba
por ser de mucha utilidad 1.
Durante aquellos días, los directores de las
casas y los sacerdotes del Oratorio rodeaban al
Siervo de Dios siempre que podían. El, por su
parte, aprovechaba todas las ocasiones para oír a
cada uno de los directores en particular, y darles
normas individuales según los casos.
Esto le proporcionaba una íntima satisfacción, que
le compensaba de los muchos disgustos, que los
lectores no ignoran.
Por la noche del 2 de febrero, segundo día de
las conferencias, hubo algunos sacerdotes, que
conversando familiarmente con él después de la
cena, tocaron el tema del cronista, del que se
había hablado en la sesión de la tarde del día
anterior. Todos se daban cuenta de la importancia
que ello tenía. Entonces expuso el Beato
ampliamente su pensamiento y dijo cosas notables,
que don Julio Barberis introdujo en su pequeña
crónica y que nos parece útil trasladar aquí
integramente. Dijo don Bosco así:
Lo más apremiante y que convendrá hacer, lo
antes posible, es que cada director escriba
brevemente la historia de su colegio, desde la
fundación hasta el presente y, a continuación, que
siga registrando en ((**It12.69**)) forma
de crónica, o por años, los sucesos más
importantes de su colegio. Al redactar la primera
parte, que se refiere al pasado, debe anotarse
especialmente la fecha de la fundación, el
desarrollo y sucesiva ampliación del edificio, el
número de alumnos y su creciente aumento de año en
año, la condición de los mismos, su bondad, su
asiduidad en la recepción de los sacramentos y la
moralidad. Quién vistió la sotana cada año, quién
ingresó en la Congregación. Qué relaciones hubo
con las autoridades municipales y con la
población. Funcionamiento de las escuelas
externas, nocturnas y oratorio festivo, etc.,
anotando, por cuanto fuere ello posible, las
causas que produjeron determinados resultados, los
medios que se emplearon para obtener una y otra
cosa, las dificultades que hubo que vencer y cómo
se vencieron.
1 Estos detalles, con las normas de la época,
ponen una vez más de manifiesto la metodología
práctica de la pedagogía de don Bosco. (N. del
T.)(**Es12.67**))
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