((**Es12.554**)
Necesariamente hay que partir de la base de una
tasación de peritos para saber lo que valen al
presente los terrenos y mejoras, si usted desea
que hagamos un contrato.
Pida V. S. el juicio a un perito de su
confianza, y entonces con razón podrá establecer
el precio de venta. V. S. parte de una base
desproporcionada, esto es, de lo que valían y le
ofrecieron en 1872; y yo estoy de acuerdo, como lo
están todos, en que los terrenos y casas que
entonces valían ciento, hoy tan sólo valen
cincuenta.
((**It12.657**)) V. S.
pone como precio de cálculo las contribuciones
directas, sin tener en cuenta que los pesos
gravitan sobre los frutos y no sobre el capital; y
quiere decir que las contribuciones directas se
pagaron con el fruto del alquiler. Y si V. S. fue
defraudado por sus inquilinos y no ha podido
cobrar los atrasos, que podían ser estimados en
ocho mil francos, el comprador no tiene nada que
ver con eso, cualquiera que ello sea. V. S. sabe,
como puedo saberlo yo, que este crédito vale más o
menos según mayor o menor probabilidad de poderlo
cobrar; es decir, que vale cinco, si son cinco los
grados de probabilidad de exigirlos, y que no vale
nada, si no hay probabilidad alguna de poderlo
exigir. Someto al criterio de cualquiera estas mis
observaciones y respondo de todo ello.
Un caso: -La señora doña Victoria Zopiola tiene
tres casas, que lindan con su terreno de la calle
Solís; están una a continuación de la otra, son
casas señoriales, una de las cuales la hemos
alquilado nosotros, y vivimos en ella, y son de
veinticuatro metros de fachada por cincuenta de
fondo, y nos propuso las tres por el mismo precio
que V. S. nos propone para sus terrenos.
Otro: -En la calle de San Juan, una casa para
la Escuela de artes y oficios, de veinticuatro
metros de fachada por sesenta de fondo, hermosa y
con abundantes salas y habitaciones, nos la
venderían por cuatrocientos mil pesos, aunque
costó seiscientos mil. Y esto para decir que no
puede constituir base de contrato lo que costó o
valió en otro tiempo; sino lo que vale... y don
Bosco le dará siempre este precio; todo lo que
valen los terrenos.
Los terrenos son útiles para nosotros, pero no
necesarios. Don Francisco Basso, por alquilarme su
casa presentó razones para dos años que todavía
duran, según contrato vigente con V. S.; quería
aprovechar más o menos esta su utilidad, que según
él era necesidad, y lo hemos dejado a su buena fe.
Las mejoras que Basso introdujo en su terreno no
suben por cierto a la cantidad que V. S. imagina;
basta verlas a simple vista; lo que son las
mejoras, por otra parte, no las veo, sólo sé que
hay... y, por consiguiente, ni cuartos, ni
paredes, ni cerca; no hay nada, que yo sepa, que
pueda llamarse mejoras. Si está obligado el
inquilino a hacerlas, puede ser; pero lo cierto es
que al presente no hay nada; el terreno está
completamente vacío.
Concluyendo pues y ya que todavía estamos a
tiempo, y que le conviene vender terrenos en este
tiempo que se encuentran baratos, mande hacer una
tasación por su cuenta y llámenos, y nosotros, con
la base tomada para ofrecerle el precio consabido,
nos determinaremos para llegar a un acuerdo justo,
y nos encontrará siempre razonables.
Envío copia de esta carta a Turín, para que
pueda, dado el caso, hablar con don Bosco, o con
otra persona autorizada, en torno a mis
observaciones, dispuesto a retirarlas si no se
encontraren razonables.
Salúdeme afectuosamente a su familia y créame
su
Buenos Aires, 20-3-1877.
Afmo.
JUAN CAGLIERO
(**Es12.554**))
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