((**Es12.543**)ni hubo
autoridad civil o eclesiástica alguna que pudiera
hacer llegar a ella su influencia o su imperio.
En estos últimos tiempos aparecieron algunos
albores de esperanza y misericordia divina, desde
que algunas ciudades y pueblos de la República
Argentina, fundados en las proximidades de los
salvajes, iniciaron con ellos casi insensiblemente
algunas relaciones, hasta el punto de que a veces
pueden acercarse, hablar y aún ejercer con ellos
algún recíproco ((**It12.644**))
comercio. Quien estuvo observando estos
acontecimientos sociales, juzgó que podía
intentarse una prueba con probabilidad de fruto
espiritual.
Hace algunos años se estudiaron con el cardenal
Bernabó, de gloriosa memoria, algunos proyectos,
que también se presentaron al Padre Santo. Entre
otros pareció preferible uno que Su Santidad
bendijo y animó a su ensayo.
El proyecto, que pareció se debía preferir,
consistía en establecer refugios, colegios,
pensionados y casas de educación en los límites de
las tierras de los salvajes. Entabladas relaciones
con los hijos, sería fácil comunicarse con los
padres y después, poco a poco, abrirse camino para
llegar a sus tribus salvajes. Obtenida, pues, la
bendición del Padre Santo, me puse en relación con
el piadoso comendador Juan Bautista Gazzolo,
cónsul argentino en Savona, y por su medio se
trató con el Arzobispo de Buenos Aires, con el
Presidente de la República Argentina y con el
Ayuntamiento de San Nicolás de los Arroyos;
después de dos años de negociaciones se llegó a la
conclusión de que fuesen allá diez salesianos para
consagrarse a este nuevo método de misiones,
abriendo un internado en Buenos Aires como centro,
y un colegio en San Nicolás. Como esta ciudad no
dista más de sesenta leguas de los salvajes, daría
a los salesianos oportunidad para estudiar la
lengua, costumbres e historia de aquellos pueblos
y tal vez preparar entre los mismos alumnos algún
misionero indígena, que pudiese servir como de
guía entre los salvajes.
INTERNADO EN BUENOS AIRES
Una vez preparada la expedición de los
salesianos, éstos se entregaron con presteza al
estudio de la lengua, la historia y costumbres de
aquellos países. Preparado después el equipo
necesario para el culto religioso, para el
personal y para la dotación de vivienda y escuela,
fueron a Roma en busca de la bendición, la misión
y los oportunos consejos del Vicario de
Jesucristo. Recibidas, después, de V. E. Rvma. las
facultades de misioneros apostólicos, el día 14 de
noviembre de 1875 partieron para América y el 14
del siguiente mes de diciembre llegaron a la
capital de la República Argentina. Llevaban
consigo un breve del Padre Santo y una carta
comendaticia del Cardenal Prefecto de la Sagrada
Congregación de Asuntos Eclesiásticos, por lo que
fueron recibidos con gran benevolencia por las
autoridades civiles y eclesiásticas. Tres de los
salesianos se quedaron en el mencionado centro e
iglesia Mater Misericordiae, para atender
directamente a los numerosos italianos allá
domiciliados. En esta ciudad se dedican a confesar
y predicar y ya han podido abrir tres oratorios
festivos en tres puntos importantes de la ciudad.
COLEGIO DE SAN NICOLAS
Los otros siete religiosos fueron a San
Nicolás, donde el Ayuntamiento les ofreció un
local pequeño, pero suficiente para dar comienzo a
un colegio.
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