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de menor calidad, pero muy atenuado por su
ignorancia. Por eso, el ruego de Jesús al Padre
Eterno no fue para los dignatarios, que se
mostraban obstinados, sino para los humildes, para
los gentiles, que lo crucificaron, a los que la
ignorancia hacía de alguna manera dignos de
disculpa.
El Venerable Beda se anticipa a santo Tomás en
el mismo sentido diciendo: Pro illis rogat, qui
nescierunt quid facerent, zelum Dei habentes, sed
non iuxta scientiam. Multo magis fuit excusabile
peccatum gentilium, per quorum manus crucifixus
st.
Segunda palabra. Los hebreos, para cubrir de
infamía al Salvador y, según la predicción del
Profeta, hartarlo de afrentas, quisieron que dos
famosos delincuentes estuviesen crucificados a su
lado, para que, apareciendo igual a ellos en la
pena, pensara la gente que también había sido
igual la culpa y la infamia.
Parece que, al principio, los dos ladrones
insultaban al Salvador; pero uno de ellos, tocado
por la gracia de Dios, reprochó al compañero
diciendo:
->>Ni siquiera temes a Dios, llevando como
llevas la misma condena? Nosotros, después de
todo, pagamos la pena por nuestros delitos, y la
merecemos; pero éste no ha hecho mal alguno.
Y, volviéndose a Jesús, decía:
-íSeñor, acuérdate de mí, cuando estés en tu
reino.
Jesús respondió:
-Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Et dicebat ad Jesum: Domine, memento mei, cum
veneris in regnum tuum. Et dixit illi Jesus: Hodie
mecum eris in Paradiso 1.
Los sagrados intérpretes preguntan si, por la
palabra Paraíso, debe entenderse Paraíso terrenal,
Paraíso celeste, o Limbo. La opinión común está
por Paraíso celeste. Pero, si en aquel día el
Salvador no subió al Cielo, sino que bajó al
Limbo, >>cómo se cumplió la promesa: Hoy estarás
conmigo en el Paraiso?
El docto Hesiquio de Jerusalén interpreta el
texto evangélico, añadiendo una coma después de
hodie, de modo que el sentido sería éste:
-Hoy te digo: Tú estarás conmigo en el Paraíso.
Pero más sencilla es la explicación de san
Agustín, que dice haber hablado el Salvador no
como hombre, sino como Dios. De modo que hoy, en
la boca de Dios, no tiene límite de tiempo. Más
claro aún lo explica Santo Tomás diciendo: Illud
Verbum Domini hodie est intelligendum non de
Paradiso terrestri corporeo, sed de Paradiso
spirituali, in quo esse dicuntur quicumque divina
gloria perfruuntur. Unde latro quidem cum Christo
ad infernum descendit, ut cum Christo esset, quia
dictum est ei: Mecum eris in Paradiso; sed proemio
in Paradiso fuit, quia ibi divinitate Christi
fruebatur sicut et alii Sancti (Parte 3.¦, Quest.
52).
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Tercera palabra. El Salvador había ya concedido el
perdón y asegurado el Paraíso al buen ladrón,
cuando volvió la mirada a los presentes, y sus
ojos se encontraron con los de su amadísima Madre.
Habían huido todos sus parientes y amigos,
habíanse dispersado los Apóstoles. Ella sola, como
mujer fuerte, acompañada de Juan, casi insensible
al dolor del afecto materno, asistía intrépida al
Hijo clavado en la cruz con su corazón
verdaderamente traspasado por una punzante espada,
como está escrito en el Evangelio: Et tuam ipsius
animam pertransibit gladius.
1 Quien desee noticias particulares en torno al
nombre y patria del buen Ladrón, si tiene que ser
tenido por mártir o confesor, puede leer:
BENEDICTO XIV, De Canoniz. Sanct. L. IV, Parte
2.¦, C. 12, N. 10.
(**Es12.535**))
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